HOTEL MALAGA PALACIO
AZOTEA DEL HOTEL MALAGA PALACIO
Rafael León Brezosa y su esposa Francisca Portillo emprendieron este descomunal proyecto, y de la dirección se ocuparon después sus hijos, Juan de Dios y Rafael León Portillo. 15 plantas, 214 habitaciones, 16 suites júnior y 3 suites; además de un amplio hall, 15 salas de conferencias, cafetería, gimnasio y piscina en la terraza. Por no hablar de su restaurante, el Litoral, famoso por su bodega.NACIÓ en 1966. «Abre al público el hotel de lujo Málaga Palacio, ocupando una superficie de 1.062 metros cuadrados, con 14 pisos y la piscina en la terraza. Las habitaciones y las 22 'suites' comienzan a partir de la tercera planta y la capacidad del nuevo hotel es para acoger a 500 personas». Así rezaba la información publicada al día siguiente de la inauguración. 40 años después, el emblema de la hostelería y punto de encuentro de la sociedad malagueña se reinventa para mantener un lugar de privilegio ligado a la historia reciente de la ciudad.El Málaga Palacio estuvo abierto de forma interrumpida desde 1966 hasta 1999, en que la compañía AC Hoteles se hizo con el edificio y acometió una profunda remo delación. En este periodo, el cuatro estrellas se convirtió en referencia obligada de la vida económica, política y social de la capital de la Costa del Sol. EN la época de esplendor, que se prolongó hasta mediados de los 80. Las instalaciones se fueron deteriorando y llegó a bajar su categoría de 5 a 3 estrellas, motivado por un expediente, que ejecutó la Junta de Andalucía, debido a la fuerte crisis del sector. Entonces queda en manos del Grupo MS, con lo que se inició la segunda etapa, que abarcó hasta 1998, en que consigue recuperar la categoría de cuatro estrellas y parte de su antiguo caché. El conocido gestor hotelero Miguel Sánchez fue su director entre 1985 y 1996. «Se hizo una apuesta muy importante por sacar el hotel adelante durante la gran crisis de los 90; una experiencia muy dura, con una tensión tremenda, pero sirvió para demostrarme que con fe, ilusión y un personal a la altura salen las cosas para adelante», rememora. Aunque «no fue un camino de rosas», Sánchez se queda con la experiencia adquirida y con la oportunidad de conocer a su propietaria. «Doña Paquita Portillo era una gran mujer y una gran empresaria».Tras un periodo convulso, en la que los trabajadores llegaron a manifestarse en el pleno del Ayuntamiento para que el edificio mantuviera el uso hostelero, en 1998, AC Hoteles, grupo que lidera el empresario navarro Antonio Catalán, lo adquirió a la familia León Portillo. Un acuerdo con los sindicatos permitió cerrar durante casi un año y acometer una rehabilitación integral.
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