HISTORIA DE LA CORACHA MALAGUEÑA

Coracha, término militar de origen árabe, es la muralla que protege un camino de acceso a una fortaleza desde un punto estratégico próximo. La Alcazaba de Málaga tenía dos corachas: una terrestre, la doble muralla en cremallera que la une al Castillo de Gibralfaro, que se conserva en buen estado y es visible desde varios puntos de la ciudad y otra, marítima, que corría en pendiente por la ladera sur de la Alcazaba hasta llegar a la orilla del mar. Para muchos malagueños la coracha es el recuerdo de aquel pequeño barrio o grupo de casas de cuidada estética escalonadas en la línea del camino de subida a la Coracha, desaparecidas en la última década del siglo XX. En una de aquellas casas vivió, muy modestamente, sus últimoa años el poeta malagueño Salvador Rueda.
Eliminada la muralla sur del recinto de la Alcazaba en los primeros años del siglo XX, quedaba frente a las casas de la Coracha un pronunciado talud sostenido por la obra del muro que aún se conserva en parte. El lugar mantenía el nombre de la Puerta Oscura, probablemente porque así se conociera la entrada a la Alcazaba por aquella zona. El proyecto de recuperación monumental de 1937 contemplaba una remodelación integral de todo el recinto fortificado, con la propuesta de ajardinamiento de algunos de sus espacios. Ese mismo año se procede al abancalamiento y trazado de los jardines de Puerta Oscura, utilizando como mano de obra presos políticos