TERRAZA EXTERIOR QUE DABA A LA PLAYA DEL RESTAURANTE ANTONIO MARTIN AÑO 1960 A 1965
FACHADA PRINCIPAL DE ANTONIO MARTIN EN LOA AÑOS 70
SALON INTERIOR DEL RESTAURANTE ANTONIO MARTIN AÑOS 70
SALON DE LUJO DE ANTONIO MARTIN EN LOS AÑOS 70
TERRAZA EXTERIOR AÑOS 1970
TRABAJADORES DE ANTONIO MARTIN EN 1940
ANTONIO MARTIN DELANTE DE SU NEGOCIO
AGRADECER LA COLABORACION POR HABERME CEDIDO LAS FOTOS A MI COMPAÑERO YA JOSE GUERRERO ALBA
AUNQUE ALGUNO NO LO CREA EL PRIMER NEGOCIO QUE MONTO ANTONIO MARTIN NO FUE SU MITICO Y CONOCIDO MERENDERO O CHIRIGUITO QUE
CON EL PASO DEL TIEMPO FUE " EL RESTAURANTE ANTONIO MARTIN " SINO QUE FUE " LA CORAL "
FUE ‘La Coral’ (nombre debido al apellido de la esposa de un joven de Algarrobo que se vino a Málaga a trabajar llamado Antonio Martín) abrió sus puertas, allá por 1886, apenas cuatro años después del ‘Gran Parada’ de Pedro Martínez en El Palo, nadie, ni sus humildes propietarios ni sus primeros clientes, bañistas que pululaban por la desgarbada zona de La Malagueta, podía ni imaginarse que 125 años después aquel pequeño local instalado en mitad de la playa cercano a los Baños de Apolo y de La a continuar abierto y, según todos los indicios, con más que excelente salud.‘La Coral’ era un chambao de cuatro mesas y unas cuantas sillas de anea, según cuentan, y fue la prueba de fuego para Antonio Martín, quien conforme conseguía más y más clientes y cierta fama, decidió ‘ampliar’ el negocio y trasladarlo unos metros «más hacia Málaga» (era la forma de hablar de entonces) para poner los cimientos del merendero Antonio Martín, que al fin y a la postre conseguiría su fama internacional hasta el punto de que llegó a ser santo y seña de Málaga.
Antonio Martín que era licorero de las Bodegas Príes, ubicadas justo enfrente del chambao, en lo que hoy son los bloques de Cantó, se había hecho cargo del chiringuito al morir su esposa María Coral, y decidió cambiarle el nombre aprovechando para hacer visibles mejoras que tampoco fueron muy difíciles de realizar, sobre todo si tenemos en cuenta que la estructura de ‘La Coral’ estaba hecha a base de cajas de madera, palos hincados en la arena y un entramado de cables y cuerdas que servían de sostén para las esteras que cubrían del sol a los clientes. ‘A. Martín’ se llamó el merendero durante muchos años, aunque pronto el nombre lució completo en la fachada de un local que cada vez adquiría mayores proporciones y envergadura, a la par que su fama crecía dentro y fuera de nuestras fronteras.
Pero Antonio Martín ya emergía. La clase pudiente malacitana, asidua de los baños de la zona, comienza a ser habitual clientela, y años más tarde tuvo una enorme influencia en el lanzamiento de su popularidad la habitual presencia en el ya ‘Merendero Antonio Martín’, aún modesto pero en su actual ubicación, de famosos y personalidades que descansaban en el Hotel Príncipe de Asturias, en el palacio Miramar, inaugurado allá por 1926. Hecho fundamental en su publicidad nacional fue la presencia en el chiringuito de los reyesAlfonso XIII y Victoria Eugenia, y sobre todo el ‘encaprichamiento’ (lógico por otra parte) de la reina por los boquerones fritos, que solían servirse algunas veces en cartuchos para trasladarlos hasta el mismísimo hotel.Las crónicas de la época comentaban jocosas un incidente que ocurrió en una de las ‘ampliaciones’ del mítico merendero: Antonio Martín aprovechó que hubo unas obras de desvío del tren denominado ‘la cochinita’ (el famoso tren que cubría la línea Málaga-Rincón -y que más tarde llegaría hasta Vélez-) y puso mesas y sillas sobre los raíles ya inutilizados. Por lo visto, al aparecer el tren haciendo sonar su silbato, los comensales que ocupaban el nuevo espacio huyeron despavoridos pensando que se les podía echar encima pasando un mal rato y tirando al suelo platos, vasos y botellas…ANTONIO Martín fue creciendo en forma y en fama, y su regidor volvió a casarse en segundas nupcias, con María Segura, viuda como él, con la que tuvo más hijos, entre elloÁlvaro, quien durante muchos años fue quien regentó el popular establecimiento y conformó parte del mismo: su figura de ‘gentleman’, alto y de buena planta, con el cigarrillo en la boca, junto a los famosos como Antonio Ordóñez ayudaron a engrandecer la leyenda del restaurante más conocido durante décadas de Málaga.
Antonio Martín que era licorero de las Bodegas Príes, ubicadas justo enfrente del chambao, en lo que hoy son los bloques de Cantó, se había hecho cargo del chiringuito al morir su esposa María Coral, y decidió cambiarle el nombre aprovechando para hacer visibles mejoras que tampoco fueron muy difíciles de realizar, sobre todo si tenemos en cuenta que la estructura de ‘La Coral’ estaba hecha a base de cajas de madera, palos hincados en la arena y un entramado de cables y cuerdas que servían de sostén para las esteras que cubrían del sol a los clientes. ‘A. Martín’ se llamó el merendero durante muchos años, aunque pronto el nombre lució completo en la fachada de un local que cada vez adquiría mayores proporciones y envergadura, a la par que su fama crecía dentro y fuera de nuestras fronteras.
Pero Antonio Martín ya emergía. La clase pudiente malacitana, asidua de los baños de la zona, comienza a ser habitual clientela, y años más tarde tuvo una enorme influencia en el lanzamiento de su popularidad la habitual presencia en el ya ‘Merendero Antonio Martín’, aún modesto pero en su actual ubicación, de famosos y personalidades que descansaban en el Hotel Príncipe de Asturias, en el palacio Miramar, inaugurado allá por 1926. Hecho fundamental en su publicidad nacional fue la presencia en el chiringuito de los reyesAlfonso XIII y Victoria Eugenia, y sobre todo el ‘encaprichamiento’ (lógico por otra parte) de la reina por los boquerones fritos, que solían servirse algunas veces en cartuchos para trasladarlos hasta el mismísimo hotel.Las crónicas de la época comentaban jocosas un incidente que ocurrió en una de las ‘ampliaciones’ del mítico merendero: Antonio Martín aprovechó que hubo unas obras de desvío del tren denominado ‘la cochinita’ (el famoso tren que cubría la línea Málaga-Rincón -y que más tarde llegaría hasta Vélez-) y puso mesas y sillas sobre los raíles ya inutilizados. Por lo visto, al aparecer el tren haciendo sonar su silbato, los comensales que ocupaban el nuevo espacio huyeron despavoridos pensando que se les podía echar encima pasando un mal rato y tirando al suelo platos, vasos y botellas…ANTONIO Martín fue creciendo en forma y en fama, y su regidor volvió a casarse en segundas nupcias, con María Segura, viuda como él, con la que tuvo más hijos, entre elloÁlvaro, quien durante muchos años fue quien regentó el popular establecimiento y conformó parte del mismo: su figura de ‘gentleman’, alto y de buena planta, con el cigarrillo en la boca, junto a los famosos como Antonio Ordóñez ayudaron a engrandecer la leyenda del restaurante más conocido durante décadas de Málaga.
Su cercanía con la plaza de toros de La Malagueta hizo que los matadores que actuaban en la misma acudieran a ‘Antonio Martín’ a comer y a cenar, y los aficionados, sabedores de ello, durante décadas, llenaban hasta los topes las terrazas del chiringuito para estar cerca de sus ídolos. Antonio Ordóñez fue tan especial y habitual cliente de ‘Antonio Martín’, que su gran amigo Álvaro, heredero al morir su padre del negocio, decidió bautizar una de sus salas con el nombre de ‘Rincón de Ordóñez’, parafraseando el ‘celebre lugar’ de los morlacos donde el rondeño solía meter su espada en la hora suprema… El ‘Rincón de Ordóñez’, durante décadas atendido por por el célebre Manolito, uno de los camareros más populares de Málaga, que hoy regenta en un bar en la zona de Compositor Lembherg Ruiz.
Como ya hemos dicho, a Antonio Martín le sucedió su hijo Álvaro Martín Segura, y bajo su mandato el restaurante llegó a la cima, pero también a su ocaso.
Álvaro Martín, que mantenía su garbo y su estética pese al paso de los años, era un símbolo más de su propio restaurante. El ‘chambao’ había dado paso a un edificio en toda regla a pie de la playa, y cenar por la noche en verano al borde del mar, que casi besaba los pies de los comensales, era un privilegio que atraía a gentes de todo el mundo. Con Álvaro se incorporaron sus sobrinos, Mari Trini y Paco Regueira, y alguno de los nietos del vecino de Algarrobo que en 1886 fundara ‘La Coral’ para que lo atendiera su mujer, María Coral. Álvaro Martín falleció en Málaga a los 79 años hace exactamente diez años, concretamente el 23 de julio de 2001.
Yo recuerdo el chiringuito de Antonio Martin por los años cuarenta y tantos, como una construcción tipo palafito elevada de la arena de la playa donde había que subir algunos escalones para acceder al local. ¿Estoy en lo correcto en cuanto al tipo de construcción del local?. Mi tío que tenía posibles, solía llevar a mi abuela a comer allí en algunas festividades o en el día de su santo.
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