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23 de febrero de 2012

HISTORIA DEL HOTEL CALETA PALACE



Este año comienza a proyectarse la ampliación y reforma del Hotel Hernán Cortés, que se va a convertir en el lujoso Hotel Caleta Palace tras la autorización del Ayuntamiento en el mes de agosto siguiente. El "Restaurant café Inglés" de finales del siglo anterior había conseguido un notable éxito en los primeros años de éste bajo la denominación de "British pension Hernán Cortés" destinada a captar el creciente turismo. El nuevo proyecto no puede desligarse del desarrollo de lo que se conoce como la 'Málaga moderna', es decir, la extensión hacia el levante diseñada por el ingeniero José María de Sancha consistente en una amplia avenida bordeada de villas con jardines. De hecho, ésa va a ser la construcción característica de la zona que se extiende entre la Avenida de Pries y Bella Vista. Pronto comienza a hablarse de "los señoritos de la Caleta", que enviaban a sus hijos a estudiar al extranjero y hacían fiestas de gran esplendor retratadas por los escritores de la época. En este entorno proyecta José Simón un hotel de lujo encomendado al arquitecto Fernando Guerrero Strachan. Aunque se había presentado como remodelación para evitar problemas burocráticos, se trata de una construcción nueva con planta alargada buscando el mar y cinco alturas cuya fachada presenta un notable movimiento, con entrantes y salientes, policromías y tejadillos. En el período que se extiende hasta su conversión en hospital de sangre durante la guerra (después Hospital 18 de Julio) el Hotel Caleta Palace va a ser una referencia de la alta sociedad y el turismo de la ciudad.

14 de febrero de 2012

HISTORIAS Y ORIGENES DE LAS FABRICAS MALAGUEÑAS ( DESDE 1834 HASTA 1930 )

PARA  EMPEZAR  QUISIERA  AGRADECER  DE ANTEMANO  TODA  LA  INFORMACIÓN  IMPORTANTE  QUE   SOBRE  LA    " INDUSTRIAS  MALAGUEÑAS QUE  DE  TODO  TIPO  DE  GENERO  EXISTIERON  EN  LA  MÁLAGA  INDUSTRIAL  DEL  SIGLO  XIX Y  COMIENZO  DEL  XX  . AGRADECER      QUE  TODA LA INFORMACIÓN  PARA  EDITAR ESTA ENTRADA A  SIDO OBTENIDO  DEL  LIBRO    "LAS   FABRICAS  Y  LA  CIUDAD" (  MALAGA   1834  1930 )  CUYOS  AUTORES  SON    GUILLERMO   HEREDIA  GARCIA   Y  VIRGINIA   LORENTE   FERNANDEZ, SIN  CUYA INFORMACIÓN  NO  FUERA SIDO  POSIBLE.


FABRICA  DE LA  MALAGUETA  DEDICADA  AL  GAS

EN  ESTE  SIGLO  XXI  EN  LA  QUE  LA TECNOLOGIA  ESTA  CONSTANTEMENTE   EVOLUCIONANDO  Y  CADA  VEZ ES MAS DIFÍCIL  ADAPTARSE  A UNA  IDEA  O   UNOS  CONCEPTOS  DE  VIDA , DEBIDO A LO  RAPIDO  QUE  CAMBIA  TODO ,ES  LOGICO   IMAGINAR  QUE  EN EL  SIGLO  XIX  Y  COMIENZOS  DEL  XX  OCURRIERA  CASI  LO  MISMO  QUE  AHORA  PERO  A  NIVEL   INDUSTRIAL.
MALAGA  QUE  POR  SI  ES  UNA  CIUDAD  ABIERTA  A  TODO  EL  QUE LA  VISITA  Y  SUS  HABITANTES  SON  GENTE  QUE  SE DAN  A  QUERER,  SIEMPRE  ESTUVO  A  LA  VANGUARDIA   DEL  DESARROLLO INDUSTRIAL  Y  DE  SUS  RIQUEZAS  NATURALES, ESTO  MOTIVO  QUE   LLEGARAN A  NUESTRA  CIUDAD    ATRAIDO  POR TODO ESTO ,  DIVERSOS  PERSONAJES  QUE  VIENDO  LAS  CUALIDADES Y  RIQUEZAS  QUE AQUÍ  HABÍA  ,DECIDIERON  QUEDARSE  Y  INSTALAR    SUS  FABRICAS  Y NEGOCIOS,  UNOS  DE  LOS  PRIMEROS  FUE "DON  MANUEL  AGUSTIN  HEREDIA "  Y  LA  FAMILIA  "LARIOS" ,  AUNQUE  TAMBIÉN  SURGIERON  AQUELLOS QUE  HABIENDO  TENIDO  UN  POCO DE SUERTE  EN CUALQUIER  NEGOCIO  DECIDIAN  ,  MIRAR  MAS  PARA  ARRIBA  Y  INTENTAR  LEVANTAR  UN  IMPERIO  ,  ALGUNOS  LOS  CONSIGUIERON  Y  OTRO  SE  QUEDARON  EN  EL  CAMINO. LOS  QUE  CONSIGUIERON  MAS  PODER  ECONÓMICO    FUERON LAS  QUE  MAS  POSIBILIDADES  DE  ÉXITO    TENÍAN  , PERO  TAMBIÉN   HUBO  ALGUNAS  QUE  CON  EL  ESFUERZO  Y  SACRIFICIO  DE  SUS  FUNDADORES  Y TRABAJADORES  SALIERON  PARA  ADELANTE  ,  COMO  DECIMOS  AQUÍ  EN  MÁLAGA ,  LA  DIVERSIDAD  DE  ESTAS  FABRICAS IBAN  SEGÚN  LA  NECESIDAD  DEL  MOMENTO  POR ESTE  MOTIVO  ENCONTRAMOS  FABRICAS  DE " HARINAS ,  FABRICA  DE  VIDRIOS , FABRICAS  DE  OXIDO  ROJO , FABRICAS  DE  CERVEZAS ,  FABRICA  DE  PETROLEO ,FABRICA  DE  FUNDICION  DE 
PLOMO ,FABRICA CHOCOLATE, FABRICA  DE  GAS , FABRICAS  DE  JABON , ETC ETC ETC........  .

FABRICA  DE   ABANICOS



PLANO  DE LA  SITUACIÓN  DE LA  FABRICA  EN  EL  BARRIO  DE  CAPUCHINOS

UNA  LITOGRAFÍA  PARA LA CAMARA   OFICIAL  DE COMERCIO  REALIZADO  POR LA  FABRICA  DEL  SR.  MITJANA


PARA  SEGUIR  UN  ORDEN  CRONOLOGICO NOS  ENCONTRAMOS  PRIMEROS CON  "  LA  FABRICA  DE  ABANICOS" DEL   SR.  MITJANA  QUE  LA  FUNDA  EN  EL AÑO  1825,  PERO  NO ES  HASTA  1830   CUANDO  COMIENZA   SU  ANDADURA  EN  LA  ELABORACIÓN DE   ABANICO  DE  MADERAS Y  ENVASES  DE PASTA  Y  LITOGRAFIAS. ESTAS  FABRICAS  QUE  NECESITABAN  LA  ENERGÍA  HIDRÁULICA  PARA  QUE  SUS  MAQUINAS  FUNCIONASE ,FUE  INSTALADA  CERCA  DEL  RIO Y  QUE  MEJOR  QUE  EN  UNOS  TERRENOS  FUERA  DE LA  CRECIENTE  CIUDAD  PERO  MUY  CERCA  DE ELLA ,  POR  LO  QUE  LA  ZONA  ELEGIDA  FUE   "  LA  HUERTA  DE  CAPUCHINOS ",  JUSTAMENTE  POR  ESA  ZONA  TRANSCURRÍA  "    EL  ACUEDUCTO  DE  SAN  TELMO  QUE  REPARTÍA  AGUA  PARA  CASI  TODA  LA  CIUDAD  Y  PARA  OTRAS  INDUSTRIAS  DE  LA  ZONA .  CASUALIDAD  O  NO   EL  RIO  MALAGUEÑO  QUE  TANTA  INUNDACIONES  PROVOCO  ,SIRVIÓ  TAMBIÉN  PARA  EL  BENEFICIO  DE LAS  INDUSTRIA  Y  PARA  DAR  TRABAJO A  MUCHOS  MALAGUEÑOS,PERO  COMO  YA  DIJE  ANTES  LAS  COSAS  CAMBIA  MUY  DEPRISA  Y EN  1850  EL  SR.  MITJANA  INTRODUCE  EL  VAPOR PARA  PODER  ELABORAR  OTROS  TIPOS  DE  ABANICO  Y  SER  MAS COMPETITIVO  Y  PARA  QUE  SU  EMPRESA  FUNCIONARA  MEJOR.



FABRICA   FERRERIA  " LA  CONSTANCIA


ALTOS  HORNOS   DE LA  FERRERIA   LA  CONSTACIA  SOBRE 1900

"  ALTOS  HORNOS  DE MALAGA "





 HABLAR  EN  MALAGA   DE  LA  FABRICA  " FERRERIA  LA  CONSTANCIA"  ES  HABLAR  DE  DON  MANUEL  AGUSTIN  HEREDIA  FUNDADOR  DE DICHA  FABRICA  EN  EL  AÑO 1834, AUNQUE  LA FUNDACION  DE  ESTA  FABRICA ES  ALGO  MAS  COMPLEJA  QUE  CUALQUIERA  DE LAS QUE  SE INSTALARAN  EN  LOS  AÑOS  SUCESIVO,  PUES  ESTAMOS  HABLANDO  DE  UNOS  " ALTOS  HORNOS ".  AUNQUE  ESTOS  NO  FUERON   VERDADERAMENTE   LOS  PRIMEROS   ALTOS  HORNOS  QUE  SE INSTALARON  , SI  FUERON  LOS  PRIMEROS EN  MÁLAGA  , PUES SE TIENE  CONSTANCIA DE QUE    "  DON  MANUEL  AGUSTIN  HEREDIA "  EN  SOCIEDAD  CON OTROS   ADINERADO   FORMARON  UNA   SOCIEDAD PARA    MONTAR UNA  FERRERÍA  Y   PODER  SACAR EL  MAYOR  BENEFICIO  PARA  ELLO, POR LO  QUE DECIDIERON  Y  APROVECHANDO   QUE EL  GOBIERNO  LES  DABA  CARTA  LIBRE  PARA EXPLOTAR  LAS MINAS , MONTAR UNA   FERRERÍA  EN   "  LAS  EXPLOTACIÓN  DE UNAS   IMPORTANTES  MINAS DE  MINERAL DE  HIERRO  "  QUE SE ENCONTRABAN  EN   (   MARBELLA ) , PARA   LO  QUE  NO  ESCATIMARON  EN  MEDIOS  ,  NI EN  DINERO  PARA  LLEVARLA  A  CABO , PENSANDO  TAMBIÉN  EN  QUE  LOS  BENEFICIOS SERIAN  GRANDES.  LOS   PRIMEROS  PRODUCTOS   SALIDO  DE ESTA  FERRERÍA  A   LA    QUE PUSIERON  DE NOMBRE "  LA  CONCEPCION "   ERAN  DE UNA  CALIDAD  EXCELENTE  , PERO    DESCUBRIERON  QUE  "  LA   AFINACION  AL  ESTILO  DE  LA  WALONA  "     NO   CONSEGUÍA  SACAR    HIERRO  EN   BASTANTE  CANTIDAD  PARA   QUE LOS  BENEFICIOS  SUPERARA  A LO  INVERTIDO.  VISTO  ESTO  LOS  SOCIOS   QUE  FORMABAN  LA  SOCIEDAD  Y  DON  MANUEL  ESTABAN  MUY   DESCONTENTO  Y  PENSARON  EN  ABANDONARLO  TODO , PERO  COMO    TODO EN  LA  VIDA  , SIEMPRE  HAY ALGUIEN  QUE   CREE  EN LAS  POSIBILIDADES  DE  OTROS    SISTEMAS   PARA  PRODUCIR  MAS , AUNQUE  TENGA  QUE   INVERTIR   MUCHOS  MAS  CAPITAL .  ESTO  FUE  POSIBLE  GRACIAS   AL  "  SISTEMA   DE  AFINACION  A  LA  INGLESA " ,  ESTE  SISTEMA  ESTABA  DANDO  MUCHO  MAS  BENEFICIOS  EN  LOS  PAÍSES  QUE  ESTABAN  IMPLANTADO ,  POR LO  QUE   YA  NO    HABÍA  MARCHA  ATRAS   Y   FUE ESTE  EL  MOMENTO  EN  QUE DECIDIERON   QUE  HABIA  QUE  PROBARLO  Y  SEGUIR  PARA  ADELANTE.    COMENZAR  EL  MONTAJE  DE LA  FABRICA   " LA  CONSTANCIA "  ERA  TAREA    MUY  COMPLICADA  PUES   SE DIERON  CUENTA  QUE   EL  CARBÓN  Y  EL   HIERRO  QUE    ERA   LA   MATERIA  PRIMA  DE LA FABRICA  NECESITABA  VENIR  DE LEJOS Y  QUE EL  TRASLADO    HASTA  LA  FABRICA  DEBERÍA  SER EL  MÍNIMO  ,  POR  ESO  OPTARON  QUE  ESTUVIERA   CERCA   DEL  MAR  Y  FUERA  DE LA  CIUDAD  PARA  QUE  NADA  AFECTARA  A LA  POBLACIÓN.


FABRICA   "    LA   INDUSTRIA  MALAGUEÑA





CELEBRANDO  UNA MISA DENTRO DE LAS INSTALACIONES DE LA FABRICA
LITOGRAFIA  ANUNCIADA EN  LA REVISTA SEMANAL  "  LA  SEMANA ILUSTRADA" SOBRE LA HUELGA DE  1891
MAQUINA  DE TELAR   INTRODUCIDA EN  LA FABRICA  " INDUSTRIA  MALGUEÑA "
PUBLICIDAD  PARA  CULTIVAR  EL  ALGODON  EN  MALAGA INICIATIVA  DE " INDUSTRIA  MALAGUEÑA "
DIBUJO  PLANO  DE COMO DEBÍA DE SER LA  FABRICA  DE TEXTIL  POR DENTRO
VISTA  AEREA  DE "  LA INDUSTRIA   MALAGUEÑA " S.A. CON  SUS DIFERENTE EDIFICIOS
"  LA  AURORA  1876"
INDUSTRIAS MALAGUEÑA  S.A.
PLANO  DE LA  SITUACION DE LAS DOS  FABRICAS  PRINCIPALES  FABRICAS  TEXTILES  MALAGUEÑAS:  "  LA  AURORA  "  Y  " LA INDUSTRIA  MALAGUEÑA "  S.A.


PUBLICIDAD  DE LA INDUSTRIA  MALAGUEÑA EN  EL  AÑO  1949

PUBLICIDAD  PARA  LA VENTA  Y  SUMINISTRO  DEL  ALGODON   A  LA  FABRICA DE  INDUSTRIAS  MALAGUEÑAS



BOBINADORAS  DE LA FABRICA  INDUSTRIAS  MALAGUEÑAS



PARECE  MUY  LEJANO  EN EL  TIEMPO  PERO  RELATIVAMENTE ESTA CERCA  EN  EL  SENTIMIENTO  DE LOS MALAGUEÑOS TODO LO QUE A  ACAPARADO  LA INDUSTRIA  TEXTIL EN  MÁLAGA EN  CASI  DOS  SIGLO  DE EXISTENCIA.
PARA EMPEZAR  A CONTAR ALGO  DE LA  MEMORIA  Y  HISTORIA  DE LA  "INDUSTRIA  TEXTIL  MALAGUEÑA  "   HAY  QUE  REMONTARSE  CASI  AL  MEDIADOS DEL  SIGLO  XIX  CUANDO  LLEGARON  A MALAGA   LOS  PRIMEROS  "LARIOS "  ATRAÍDO  POR EL  INFLUYENTE  CRECIMIENTO  DEL  PUERTO  MALAGUEÑO   Y  LAS POSIBILIDADES  DE  NEGOCIO   DE  CARA AL  EXTERIOR  POR  VIA  MARÍTIMA  , ADEMAS DEL  EXCELENTE  CLIMA  Y  RECURSOS  SIN  EXPLOTAR  QUE TENIA  LA PROVINCIA MALAGUEÑA.
CASI  TODA  LA  GENTE QUE SE INSTALA EN  MALAGA  " LOS  LARIOS "  Y  MANUEL  AGUSTIN  HEREDIA  ,PROCEDIA  DE "  LAGUNAS  DE  CAMEROS "  (  LOGROÑO).
EN  LA  ESPAÑA  FLORECIENTE DEL  SIGLO  XIX Y CON  EL  DESARROLLO  INDUSTRIAL DE LAS MAQUINAS  SURGEN  EL  SECTOR  TEXTIL DEL  ALGODÓN  , QUE SE CONCENTRA EN  DOS PUNTOS  DE ESPAÑA   COMO  FUERON  "  CATALUÑA   Y  MALAGA".  ESTA  DOS   CIUDADES  RIVALIZAN  POR EL  MONOPOLIO DE LA  INDUSTRIA  TEXTIL POR LO  MENOS  HASTA  LA FAMOSA  CRISIS  DE 1880.
LA  PRIMERA  FABRICA  QUE SE  ABRIÓ FUE  " LA  INDUSTRIA  MALAGUEÑA " S.A. EN  EL  AÑO  1846 POR  INICIATIVA DE   LOS HEREDEROS  DE    " MANUEL  AGUSTIN  HEREDIA  ", AUNQUE  ESTOS  CEDIERON   ,EL CONTROL  DE ELLA  A LOS  LARIOS   , UN  23  DE ABRIL  DE 1847  ANTE EL  ESCRIBANO  "  RUIZ  ROMERO " SE  CONSTITUYE  LA  EMPRESA  SOCIEDAD ANÓNIMA   "  INDUSTRIA  MALAGUEÑA,  INICIÁNDOSE  SU ACTIVIDAD  CON  UN  CAPITAL DE  "  240.000   DUROS "  QUE  SE REPARTIRÍAN  EN     60  ACCIONES      DE  4000   DUROS  .  LA DEJADES  DE LOS HEREDEROS  DE  MANUEL  AGUSTIN  HEREDIA  HACE  QUE UN  AÑO  DESPUÉS  DE SU  INAGURACION  YA LA ESTA DIRIGIENDO    "   MARTIN   LARIOS"  PRÁCTICAMENTE  HASTA  SU  MUERTE. Y  SE  PROPUSO  TENER LA  MEJOR  FABRICA  Y  COMO  LA MEJORES  FABRICAS  ESTABAN  EN  INGLATERRA  , MONTARON  ESTA  FABRICA  TEXTIL  SEGUN  EL  MODELO  INGLES.QUE  CONSISTIA  EN  , MAQUINAS  DE VAPOR,  TELARES  MECANICOS  Y  SELFACTINAS PARA EL  HILADO,  MAQUINAS  DE CARDAR ,  PARA  TODO ESTE  MONTAJE    TIENEN  QUE  TENER BASTANTE  ESPACIO ,POR LO QUE   DESDE SU  FUNDACIÓN " LA  INDUSTRIA MALAGUEÑA "S.A. , LA COMPONÍAN  TRES EDIFICIOS  QUE ERAN  INDEPENDIENTE  PERO  EN  TORNO  A UN  PATIO  CENTRAL.  EL  PROMOTOR  DE TODO  ESTE IMPERIO  FUE  " MARTIN  LARIOS", QUE DESEABA  QUE SU  FABRICA  FUERA LA MAS MODERNA DE  SU  TIEMPO   POR LO  QUE SIEMPRE ESTABA  MODERNIZANDO  LA FABRICA  CON  NUEVAS   MAQUINAS QUE APARECIAN  PARA FACILITAR   LA  LABOR  DE SU  INDUSTRIA  ,  COMO  LA  INTRODUCION EN  1885 DE LOS FAMOSOS  TELARES  "  JACQUARD  PARA LA ELABORACION DE TEJIDOS ESTAMPADO  ,MUY  DEMANDADO EN SU  MOMENTO.
INCLUSO  LLEGARON  A  CREAR  UN  CENTRO  DE EXPERIMENTACIÓN PARA  CRUZAR  SEMILLA DE ALGODÓN,  TODO ESTO  ERA DEBIDO  A  LAS DIFICULTADES  QUE PASABA  EL  SECTOR   TEXTIL  PARA ABASTECERSE DE LA MATERIA  PRIMA  QUE  ALGUNAS  VECES VENIA  DE "  LAS  ANTILLAS". LLEGANDO  A PROPONER UN  RECLAMO  PUBLICITARIO  PARA QUE LOS AGRICULTORES   MALAGUEÑOS   PLANTARAN  Y  CULTIVARAN  ESTA ESPECIE  DE ALGODON  PARA  DE ESA MANERA  ABARATAR  LOS COSTE QUE SUPONIA TRAER LA MATERIA  PRIMA  DE FUERA.  AÑOS  DE GRANDES  BENEFICIO  Y  DE PROSPERIDAD  QUE SE VERÍAN  TRUNCADO  VARIAS  VECES  EN  SUS  CASI  130  AÑOS  DE VIDA, LA  PRIMERA EN  1868  CUANDO  LOS OBREROS  DE LA  FABRICA  SE DECLARAN  EN  HUELGA POR EL  PRECIO  DE LOS SALARIOS, CABE TAMBIEN  DESTACAR QUE ESPAÑA EN  ESE MOMENTO  NO ESTABAN   MUY  BIEN  Y  ERA  MUY  FRAGIL  LA SUBSISTENCIA DEL  PAIS   , DEBIDO  EN  GRAN  PARTE  A LA CRISIS  FINANCIERA,  MAS O  MENOS  LO  QUE ESTA OCURRIENDO   EN  LA ACTUALIDAD EN  ESPAÑA  (  CRISIS  ESPAÑOLA  2008  - 2011 Y  HASTA  DONDE LLEGUE ). HUBO  UN  MOMENTO EN ESTA HUELGA  QUE  ALGUNOS  INDULGENTE NO CONTENTO  CON  ELLO  QUERÍAN  IR DIRECTAMENTE   A  DONDE  VIVÍAN  LOS  PATRONES  Y  DECIDIERON IR  A LA  " ALAMEDA  PRINCIPAL  "  QUE ES DONDE VIVÍAN
"  MARTIN  LARIOS  "  QUE ERA EL  QUE DIRIGÍA EN ESE MOMENTO  LA FABRICA ,  PROFIRIENDO  GRITOS  COMO  " A  LAS ARMAS "    SIN  PARARSE  A PENSAR  EL  DAÑO  QUE ESTABAN  HACIENDO   Y  SIN  IR  ANTE  AL  DIALOGO  QUE ES EL  CAMINO  DE CUALQUIER  SOLUCIÓN.  INCLUSO  SE TEMIÓ  POR LA VIDA DE LA FAMILIA  LARIOS Y  SE LE PROPORCIONO    PROTECION.
VIENDO  LA FAMILIA  LARIOS QUE EL  PROBLEMA ERA  EL  BAJO  SALARIO  QUE RECIBÍAN SUS  EMPLEADO ,  UN  20  DE OCTUBRE DE  1868 SACARON  UNA NOTA  INFORMATIVA  EN  LA QUE DECÍAN:  HABIENDO  VISTO  EL  DISGUSTO  PERSONAL Y  MANIFESTADO  POR MIS EMPLEADOS DE MI  FABRICA   Y  DESEOSO  DE EVITAR  TODO DISGUSTO ,  OFRECEMOS  A LOS MISMO  UN  20%  MAS DE SALARIO O  SEASE  UNA  QUINTA  PARTE  MAS  DEL  PRECIO  QUE SE LE HA VENIDO  PAGANDO  HASTA AQUÍ."PARECE SER  QUE ANTE  TAL AUMENTO SE CALMO  UN  POCO LOS ÁNIMOS DE LOS OBREROS , PERO COMO  NUNCA ESTAMOS CONFORME  . YA SE ATISBABA  OTRAS REVUELTAS  Y  DISTURBIOS  LABORALES, 
EN  LOS POSTERIORES  AÑOS  1890   Y 1894 SE LLEVARON  A CABO  HUELGAS DE MAYOR  DURACION Y  SUS  DIRIGENTES  SINDICALES FUERON  LLEVADO  A LA CARCEL. EN  LA  PRÓXIMA ENTRADA  HABLARE DE LA  OTRA  INDUSTRIA TEXTIL  DE LOS LARIOS QUE  SIENDO  MAS  PEQUEÑA  QUE ESTA ALCANZO  COTAS  DE  GRAN PRODUCTIVIDAD  COMO  FUE   "   ( LA  AURORA )  ".


FABRICA     DE    CHOCOLATE   "  LA  RIOJANA "

SITUACION  DE LA  FABRICA  DE  CHOCOLATE


LOGOTIPO  DE LA  FABRICA




ESTA    FABRICA    DE  CHOCOLATE  ES  TAL  VEZ     LA  PRIMERA  QUE SE INSTALO  EN MALAGA ,FUE  FUNDADA EN  EL  "  AÑO   1857   "   SIENDO  SUS   DUEÑOS   "      LA     SOCIEDAD  " LOPEZ   HERMANOS",  QUE  PARA QUE EL  LECTOR  NO  SE CONFUNDA  NO  TENÍAN  NADA  QUE VER LOS    "  LOPEZ  HERMANOS   QUE  FUNDARON  LAS  BODEGAS EN  "  1885".    TENIENDO  EL  PUERTO  DE MÁLAGA  UNA  GRAN AFLUENCIA  DE  BARCOS  QUE  SE LLEVABAN      PRODUCTOS   DE  NUESTRA  TIERRA  Y  TRAÍAN   PRODUCTOS  DE AMÉRICA  COMO  (  EL    CACAO   Y  LA  PATATA ) ,  FUE TANTO  LA  ENTRADA DE ESTOS  PRODUCTOS   Y  EN   ESPECIAL DEL  CACAO   QUE LA  INSTALACIÓN  DE  DICHA  FABRICA  FUE  INMINENTE,  PARA  LA  ELABORACIÓN DE LAS TABLETAS  DE CHOCOLATE. SU   UBICACIÓN  FUE  EN  LA  "  CALLE   PESO  DE LA HARINA "  QUE  DABA ESQUINA  CON   "  CALLES  MARMOLES ",  ESTA  FABRICA   LLEGO  A SER MUY  IMPORTANTE  PUES    PRODUJO  UNAS   600.000  LIBRAS   ANUALES DE  TABLETAS  DE CHOCOLATE (    UNA  LIBRA   EQUIVALE A   460  GRAMOS  ) ,  ESTO  HIZO   QUE  APARTE  DE  SUMINISTRA A LA  CIUDAD  DE MÁLAGA  ,  TAMBIÉN  SUMINISTRARA  A TODAS LAS DEMAS   PROVINCIAS    ANDALUZAS Y  MANDARA  TAMBIÉN  PARA  AMÉRICA.CON  EL  PASO DEL  TIEMPO  ESTA  FABRICA  SE FUE  AMPLIANDO  Y   CAMBIANDO  DE  PROPIETARIOS Y  ES QUE  EN  EL   AÑO  1888  PASAN
 A    LOS  HEREDEROS  DE   D.A.J. GOMEZ   , QUE INTRODUCEN   MAS   PRODUCTOS  COMO   LA ELABORACIÓN  DE  GALLETAS Y   BIZCOCHOS.  EXISTEN  DATOS  DE  QUE  LA  FABRICA  LLEGO  HASTA  EL  AÑO  " 1902"  TENIENDO  COMO  DUEÑO  A  :    DON   LEOVILGILDO  GARCIA, A  PARTIR DE ESA  FECHA  YA  POCO  MAS SE  SABE DE LA EXISTENCIA  DE LA  FABRICA  DE  CHOCOLATE  "  LA  RIOJANA ".

FABRICA  DE AZUCAR   "  LA  CONCEPCION " 
MAQUINA  DE LA AZUCARERA  HISPANIA



SITUACION  DE LA  FABRICA  DE AZUCAR   "  LA  CONCEPCION "



EN   LA  MÁLAGA  DEL  SIGLO  XIX EL  NEGOCIO  DE LA CAÑA  DE AZÚCAR  ERA  UN  NEGOCIO  PROSPERO  ESTO  HIZO  QUE  FLORECIERAN  DIVERSAS  FABRICAS  PARA  LA ELABORACIÓN  DE LA  CAÑA  DE AZÚCAR  , UNA DE ELLAS  FUE  "  LA  CONCEPCION  "  QUE  FUE  FUNDADA EN  EL  AÑO  1862    POR  :  DON    JOSE  SMITH  Y ESTUVO  SITUADA  A LA ESPALDA  DE LA   FABRICA  DE  CHOCOLATE  LA   "  RIOJANA  "  , TODAS  ESTAS  FABRICAS Y  ALGUNAS MAS QUE SE FUERON  INSTALANDO  EN  LA ZONA HICIERON  QUE  EL  NACIENTE  BARRIO  FUERA  PROSPERO  Y MUY  INDUSTRIAL  (  RECORDAR  QUE  EN  EL  TERRENO  QUE SE INSTALABAN  DICHAS  FABRICAS  ERAN  CASI  LA  MAYORÍA  HUERTAS  QUE CON  EL  PASO  DEL  TIEMPO  FUERON  DESAPARECIENDO  PARA  DEJAR PASO  A LA EXPASION  DE MÁLAGA.  DON  JOSE  SMITH NO  ERA EN  SI  UN  EMPRESARIO  ,SINO  UN  INVENTOR   DE  MAQUINARIA  INDUSTRIAL Y  DE   NORIAS  DE  HIERRROS  , QUE   QUISO  PONER EN  PRACTICAS  TODO  SU  INGENIO  COMO  INVENTOR  EN  ESTA  FABRICA  Y  LO  CONSIGUIÓ ,  FUE  ADEMAS     DIRECTOR  DE LA  " FABRICA    SAN  RAMON  ", PERO  COMO  YA  DIJE  ANTERIORMENTE   EL  SR   SMITH  NO  ERA EMPRESARIO  SINO  INVENTOR  Y  ESTO  LE  LLEVO   A   VENDER LA  FABRICA  A  OTRO  PROPIETARIO  Y ES QUE EN EL  AÑO 1868 YA  ES  PROPIETARIO  DE LA  FABRICA  "  DON       RAMÓN  PORTA  PORTA " .  CON   NUEVO   PROPIETARIO   LA  FABRICA   SALE BENEFICIADA  Y   SIGUE  ELABORANDO TODO  LO  RELACIONADO  CON  LA  CAÑA  DE AZÚCAR,  ESTO  LE  LLEVA A  ESTAR   ENTRE LAS MEJORES  FABRICA  DE  LA  ZONA  ,  LLEGANDO  INCLUSO  A  SER  VISITADA  POR EL  REY  ALFONSO  XII  EN  SU  VISITA  A  MÁLAGA  EN  EL  AÑO  1877

FABRICA   DE   HERRADURA 
TODAS  LAS  FABRICAS  TIENEN  SU  PORQUE  Y  SU  HISTORIA Y  LA  DE  ESTA  FABRICA  DE  HERRADURA  TAMBIÉN  TIENE  LA SUYA.EL  ORIGEN  DE ESTA  FABRICA  MALAGUEÑA SE  DEBE   MAS  BIEN POR  MOTIVO  DE NECESIDAD  DEL  MOMENTO ,Y  POR  EL  AUMENTO DE  LA  CABALLERÍA EN  LA  VIDA  COTIDIANA  DE  LA  SOCIEDAD  MALAGUEÑA

7 de febrero de 2012

HISTORIAS - CRONICAS Y LEYENDAS MALAGUEÑAS

EL  CRISTO  DE LA SALUD  DE  BENAMOCARRA
Una de las leyendas de Benamocarra está relacionada con su patrón, el Cristo de la Salud. Conocida por "el milagro", cuentan que la imagen del Cristo de Torre del Mar salvó a los vecinos de Benamocarra de la muerte por una epidemia de cólera.
A principios del siglo XIX, hubo un brote de cólera en la región que al poco tiempo llegó a Benamocarra. Como la expansión de la enfermedad era imparable, decidieron pedir ayuda y trasladaron el Cristo de Torre del Mar al pueblo. Cuando iban a devolver la imagen a su lugar de origen, no pudieron hacerlo puesto que aumentaba su peso a medida que se alejaban. Sin embargo, cuando retrocedían, la talla aligeraba. Este hecho se interpretó como un milagro, decidiendo que la imagen se quedara en el pueblo. El Cristo de la Salud, se encuentra en la capilla de El Santo Chiquito.
EL    CURA  Y  LA  SACRISTIA
Vivían en una casona del pueblo, próxima a la iglesia, el sacristán con su esposa. El cura vivía, como suele ser atávica costumbre, en una pequeña casa adosada a la misma iglesia. Entre cura y sacristana, había nacido un deseo carnal que a duras penas podían satisfacer, dada la contumaz presencia del sacristán. Ante el ardor de sus deseos, aquel cura ideó un plan para alejar al molesto sacristán y así poder verse a solas con la adultera. Como hacía falta comprar una nueva peana al santo, al cura se le ocurrió enviar a Málaga al sacristán a comprar una nueva. Esta idea tenía como consecuencia que el sacristán se tendría que ausentar del pueblo al menos dos o tres días.         
El cura le entregó diez mil reales para la consecución de aquel cristiano empeño y el sacristán montado en una “diablesa” como entonces se les denominaban a las diligencias, partió muy ufano hacia la lejana capital.
Quiso el destino que a la carroza se le rompiera una rueda a la salida del pueblo. La idea era que mientras se reparaba la rueda, los pasajeros tomarían unos vinillos en la venta que había donde se había estropeado la diligencia. Tras el primer vino, vinieron otros, tantos que el sacristán viéndose con aquella borrachera y habiéndose gastado los dineros del cura decidió volverse.           
 La mujer del sacristán había convenido con el cura de que se verían en su casa pasadas las doce de la noche y que entraría el cura por la puerta del corral, y que tras pegar tres golpes en la ventana de su dormitorio, ella le franquearía el paso. Aseada y perfumada y con su niño ya dormido en la cuna, la sacristana esperaba con impaciencia la llegada de aquél poco virtuoso sacerdote. Al momento sonaron tres golpes de nudillos en la puerta de su casa. La sacristana se extrañó al oír los tres golpes en la puerta en vez de en la ventana. Ella estaba sobreexcitada por el deseo y pensó que el cura se habría equivocado. La adultera esposa corrió a franquearle la entrada. La sorpresa fue tan grande como inesperada. Aquella súbita aparición del esposo la dejó paralizada y con la boca abierta; ella se temió lo peor.
El estado lamentable del esposo, es decir la embriaguez que le adornaba, favoreció el que éste no se fijara, en aquel inusual y excesivo acicalamiento y aliñamiento de su esposa; tampoco entró en explicaciones sobre lo que le había sucedido. El sacristán se dirigió a su alcoba y se metió directamente en la cama quedándose inmediatamente dormido. ¿Qué había ocurrido?, se preguntaba la asustada sacristana, ¿sabrá algo mi esposo?
La sacristana se mordía las uñas sin saber que hacer, temía que su esposo descubriera aquel enredo. No hubo marcado el humilde reloj de carillón del comedor, las doce campanadas, cuando el cura, desde el corral pegaba con los nudillos, los tres golpes estipulados. La mujer desde la cama pedía al cielo que el cura se marchara y que su esposo no se despertara. Pero el cura, en su excitación lejos de desistir en su empeño, comenzó a pegar con más fuerza.
El sacristán “medio se despertó” y le preguntó a su mujer: “¿Qué e ese ruio?”, a lo que la mujer, muy asustada y vacilante le contestó: “na el niño que se ha despertao y ha tirao la silla”.
La mujer cogió al niño en sus brazos y le propinó un doloroso pellizco que hizo llorar desconsoladamente. Ella con la criatura llorando en sus brazos comenzó a cantarle, con la fingida intención de que éste se consolara y con la esperanza de que el cura se enterara de lo que allí estaba sucediendo:
                             
Ea,ea,eeeaaa,
                            er padre der niño salió pa la capitá,
                               vino er viento en contra
                                     y se vorvió pa su casa...
                                     ea rrorro, mi niño ea....”.

Entre sueños, el sacristán oía aquellas nanas, que se le antojaban bastante raras. El cura, mientras tanto, seguía sin comprender que pasaba y volvió a golpear la puerta. La mujer angustiada volvió a intentarlo:
                                        “ Ea, ea,eeeaaa,
                            ay que hombre más terco,
                            que no me comprende,
                                que el padre del niño
                                en su cama duerme...
                                ea rrorro, mi niño ea...”.
El cura comprendió entonces lo que su amante le estaba intentando decir. Los nervios del párroco y el temor a ser descubierto, le hicieron que en vez de irse callandito para no descubrirse, lo hiciera de la peor manera que se le podía ocurrir. No tuvo otra cosa que contestarle a la sacristana cantando:
                                        “ Ay blanca paloma,
                                        ya te he comprendio,
                                        que noche más bella
                                        la que nos hemos perdio...”.
Al oír esto, el sacristán que estaba escamado, se dio inmediatamente cuenta del engaño que habían tramado. Se levantó de un salto de la cama y tras coger la pesada tranca de la puerta, comenzó a perseguir a la mujer y al cura, a la par que les cantaba
                                        “ Si has venío por lana,
                                            has salío trasquilao
                                        y además, de los diez mil reales,
                                        solo doscientos man sobrao...”.
EL  ERMITAÑO  DE LAS  LLAGAS
ESTA   HISTORIA  DEBIÓ  DE OCURRIR  EN  CARATRACA

De todos es sabido la importancia de las aguas medicinales que existen en Málaga. Su importancia sanitaria se conocen desde tiempo inmemorial. Existen historias que nos hablan de cómo surgieron más tarde los establecimientos, que las dispensaban. Esa es la historia del nacimiento del balneario de Carratraca. Era frecuente que antaño, los pastores llevaran a sus ganados a abrevar a unas charcas de aguas hediondas que había en lo que ahora se conoce como Carratraca. Aquellos animales además de saciar su sed, se metían entre el lodo y las aguas. Muchos de estos animales llegaban con diferentes heridas, llagas o problemas de la piel. Tras bañarse algunas veces en esta charca, aquellos animales comenzaban a sanar, curaban de sus heridas y llagas, así como sentían una gran mejoría en sus problemas de piel. Cerca de allí vivía un ermitaño, que vivía retirado del mundo y que vestía solo un camisón largo, debido a que tenía todo el cuerpo lleno de llagas que le dolían enormemente. Los pastores le comentaron sobre las propiedades curativas de aquellas aguas y pensando que le fueran beneficiosas, aquel ermitaño se dirigió al lugar, procediendo a beberlas y a bañarse. Poco tiempo después comenzó a sanar hasta quedar totalmente curado. Agradecido por el alivio obtenido, decidió erigir una ermita bajo la advocación de la Virgen de la Salud y se dedicó a pedir limosna por los campos para la sustentación de la ermita. Con el paso del tiempo el lugar fue conocido por todos hasta llegar a gozar del reconocimiento de todos. El día 27 de Diciembre de 1849 estas aguas fueron declaradas de utilidad pública.

EL  MUNDO  ES MUY  GRANDE

Hasta hace poco tiempo, las gentes de los pueblos no solían salir de sus localidades a no ser que tuvieran que hacerlo para buscarse la vida y emigrar a otros lares. Pocos o ningunos eran los que se permitían viajar por motivos de placer, es decir, el turismo no había llegado a nuestras latitudes. Las salidas de las gentes de los pueblos se circunscribían a la campaña de la aceituna, la uva etc. a localidades cercanas o salir por ser llamado a filas. Eran muchas las personas que no conocían que había más allá de los límites de su pueblo, ni físicamente ni por medios de comunicación, dado que entonces no existían televisiones que nos ilustraran con bonitos documentales.

Un joven marchó de Alfarnate a realizar el servicio militar a Granada, por lo que en meses posteriores, cada vez que iba o venía, se tenía que trasladar a pie a la estación de tren que estaba en el pueblo de Loja. En ese trasiego de ir y venir, el joven conoció a una joven de Loja y poco después de terminar el servicio Militar se decidieron casarse.

La boda se celebró en Loja y los familiares del joven se trasladaron a dicha localidad. Como no habían otros medios, los familiares se trasladaron encima de caballerías o simplemente andando. La madre nunca había salido del pueblo y cuando llevaba más de una hora andando y había perdido el pueblo de vista, hizo un comentario que causó hilaridad, ella comentó: “Chiquillo, tú tas dao cuenta lo grande es er mundo” 


EL  ARENERO    ALI
ESTA    HISTORIA  DEBIO  DE OCURRIR  EN EL  PUEBLO  DE ARENAS  (  MALAGA)

Existió en el pueblo de Arenas, en los años previos a la conquista cristiana de las tierras hasta entonces bajo el dominio musulmán, un arriero que se dedicaba al comercio de la seda y otros productos de la Axarquía, como eran los higos, uvas, pasas, aceite etc.
Su recorrido transcurría entre los pueblos de la Axarquía malagueña y la ciudad del Generalife, pasando por los altos de Zafarraya.
Periódicamente este comerciante pasaba acompañado por su recua de mulas, por los caminos más inaccesible (y en muchas ocasiones nevado) del puerto de Zafarraya. El viaje al llegar a ese punto se hacía más tedioso y lento, dado que las bestias solían resbalarse a causa del hielo que había en el camino. Muchas bestias murieron en aquellos inhóspitos caminos y mucha mercancía se perdió debido al tenaz hielo que cubría aquellas cumbres.

En una ocasión, Alí, al pasar por estos nevados lugares, observó como un anciano yacía aterido de frío junto a unas piedras del camino. Alí le acogió, le alimentó y le dio calor hasta que el anciano se repuso lo suficiente como para seguir el camino por si mismo. El anciano agradecido por las atenciones y la hospitalidad de este arriero le dio un consejo, que le resultó de gran valía.
Sabiendo que era de la localidad de Arenas, un lugar de donde se extraía una arena muy apreciada en construcción, le dijo que en el próximo viaje llevara a una bestia cargada con arena y que la fuera depositando sobre la nieve del camino y de esa forma las caballerías no resbalasen. Alí le hizo caso y el resultado fue sorprendente. Las caballerías andaban con más seguridad por entre aquellas trochas nevadas, haciéndolas infinitamente más seguras.
Alí, viendo lo importante que era para los viajeros aquel descubrimiento, decidió cambiar su oficio y convertirse en arenero. Desde entonces se dedicaba a llevar arena a aquellos lares y previo pago de los caminante y viajeros, depositaba la arena para que no cayeran. Este nuevo oficio le valió obtener muy buenos beneficios y desde entonces a aquel arriero que había socorrido al viejo musulmán, le dieron en llamar, Alí el arenero.

EL CARTAMEÑO  ALONSO  Y  SU  VALOR

Ocurrió en 1890, cuando una fuerte riada desbordó el río Gualdalhorce e inundó toda la vega cartameña, borrando de su orografía, que quedó cubierta por las aguas embravecidas del río, todas las trochas y caminos.

Muchos de los vecinos de la zona, a pesar de estar todo anegado, comenzaron a dirigirse a sus casas, intuyendo donde estaban los caminos. Por suerte muchos consiguieron llegar a sus destinos sin sufrir percances; sólo uno se quedó rezagado, dado que tomó un camino equivocado. Una de aquellas avalanchas de agua le arrastró durante un gran trecho. En un momento en su discurrir arrastrado por aquellas aguas bravas, este cartameño de nombre Alonso, tuvo la entereza y la serenidad de procurar acercarse a la orilla y agarrarse a la rama de un ciprés que permanecía inclinado haciéndole frente a aquel torbellino de agua.

Como pudo se subió a la copa de aquel gran ciprés y para no caerse se amarró con su faja. Luego comenzó a transferir gritos de ayuda, hasta que al poco tiempo se vio acompañado, en ambas orillas, por vecinos, amigos e incluso por las autoridades del lugar.

Durante dos días estuvo encaramado en la copa del árbol sin que nadie pueda hacer nada por ayudarle. Alonso pendulaba en el árbol, empujado por el viento y las gentes viendo que se podía caer y perder la vida, comenzaron a gritarles ¡Alonso...valor!, ¡Alonso...valor!. De ahí que a alguien se le ocurriera llamar a unos marengos de Málaga, hombres curtidos en la mar. Estos hombres consiguieron, ayudados de una barquilla, rescatar a Alonso. Desde entonces a aquella riada se la conoció en Málaga como la riada de Alonso Valor, nombre con que después se denominó a sus descendientes.

APAGA   Y  VAMONOS


HISTORIA  ESTA  ACAECIDA EN  EL   PUEBLO   MALAGUEÑO DE ALMARGEN

En tiempos de la conquista cristiana de las tierras malagueñas, entonces en manos de los musulmanes, el Marqués de Cádiz solía acampar con sus huestes en las inmediaciones del pueblo de Almargen. Aquél era un lugar ideal para acampar dado que la zona poseía importantes veneros de agua y pastos verdes para sus caballerías.

En una ocasión en que las tropas del de Cádiz estaban acampadas en ese lugar, le llegaron noticias que las mesnadas enemigas estaban cerca del campamento. El Marqués de Cádiz sabía que si les atacaban de inmediato, el factor sorpresa les haría sucumbir ante su bien pertrechada soldadesca. Al momento ordenó que se preparasen para salir de inmediato para la batalla; pero éste se encontró con la reticencia de sus soldados a emprender la marcha sin antes haber celebrado misa y haberse encomendado al Altísimo.

Ante esa situación, el marqués de Cádiz sabía que solo podía hacer una cosa, celebrar una misa rápida de campaña. Para ello instó al cura de su regimiento que realizara la misa lo más breve posible y que a más rápida fuera la misa, mayor sería el donativo que él le haría.
El cura ordenó al monaguillo que encendiera las velas del altar que habían montado en la plaza del pueblo de Almargen. Al momento se concentraron las tropas en torno al altar y con premura apareció el Sacerdote que en medio de un respetuoso silencio, dijo en voz alta tras darle la bendición a todos: “Ite Misa Est”. Tras ésto apremió al monaguillo para que apagara las velas con un “Apaga y vámonos”, quedando aquella frase para la posteridad.


AUTO  DE LOS  REYES  MAGOS


OCURRIO  EN  TOLOX
Se empeñó el cura párroco del bello pueblo de Tolox, allá por los años sesenta del siglo pasado, en escenificar por Navidad, el Auto de los Reyes Magos. Para ello convocó a una serie de jóvenes a los que les hizo unas pruebas, algo así como un “castíng”.
Esta idea era una más de las múltiples iniciativas que este, activo y queridísimo, cura introdujo en el pueblo. Recuerdo con cariño el periódico de Tolox, de tirada mensual, ideado sobre todo para hacérselo llegar a los emigrantes que vivían lejos de sus añoradas tierras y que les tenían informados sobre los nacimientos y defunciones, las bodas y bautizos o la marcha de los quintos a la “mili”, incluso se apuntaba la talla de los mozos, felicitándose, en casi cada número, de que los “tolitos” eran cada vez, más altos.Volviendo a la escenificación del Auto de los Reyes Magos, contar que el mencionado cura elaboró un sencillo guión que debían aprendérselo todos los integrantes.El Belén se instaló en la casa que más sobresale en la Plaza Alta (Tolox tiene dos plazas, la Plaza Alta y la de los Poyos). Allí se congregaban además de la Sagrada Familia, la mula y el buey, unos pastores y pastorcillas que portaban ofrendas al recién nacido.
Por la plaza y a lomos de caballos debían aparecer ceremoniosamente los tres Reyes Magos con sus correspondientes pajes. Al llegar a las puertas del portal, un pastorcillo les salía al paso y les preguntaba de viva voz a los Reyes, para que todos les escuchasen, la siguiente y escueta frase:
Magnates ¿de dónde venís?
Esta sencilla frase es el centro de esta somera narración. El pastorcillo en cuestión, no acertaba a decir a derechas tan escueta frase; siempre había algo que fallaba o no decía bien.El cura estaba ya desesperado y no podía hacer más ensayos. El padre Carretero rezaba para que el pastorcillo no se atrancara y dijera el texto correctamente.
Llegó el esperado día. El Belén estaba montado, todo brillaba de limpio (cosa que por otra parte es habitual en Tolox), el ángel, la estrella, los pastores los animales y los coloristas disfraces hacían que las gentes estuvieran entusiasmadas y los niños boquiabiertos.
Entró en la plaza el cortejo real: Melchor, Gaspar y Baltasar o también podríamos decir los tres jóvenes que habían sido elegidos por ser de los pocos mozos que estaban realizando estudios universitarios.
Con toda parsimonia y a lomos de sus jamelgos se aproximaron al portal; allí les salió el pastorcillo. Mientras el cura y otros organizadores se cruzaban de dedos, éste les preguntó,:
“ Mangantes ¿d´aonde venéis ? ”.
(en vez de Magnates ¿de dónde venís?)
Los Reyes Magos, ante aquella pregunta, no pudieron contener la risa y esta fue acompañada de todos los actores y publico en general. La función resultó todo un éxito y además fue muy celebrada y divertida.
Con respecto al pastorcillo cabe señalar que con el tiempo se convirtió en la persona más relevante del pueblo, gozando meritoriamente de la confianza de la mayoría de sus conciudadanos.
Podríamos, en este caso, hacer buena aquella frase que dice, que lo que importa no son las palabras sino los hechos.

EL   INGENIO  Y  LA SABIDURIA


A  VECES ES  MEJOR UN  BUEN  PLAN  QUE UN  ATAQUE  MUY MALO  Y  ESO ES LO  QUE OCURRIÓ A  NUESTROS PERSONAJES  EN EL PUEBLO  DE CARTAMA.

José “el cartameño”, se quejaba a un vecino y a un empleado de éste, mientras bebían unos traguitos de vino. Les decía que cada año cuando comenzaban a surgir, en su huerto, las cabezas de ajos, comenzaban a llegar, familias gitanas que se instalaban al borde de los huertos y sin previo aviso un día desaparecían y con ellos gran parte de la cosecha. El vecino le recomendó que les denunciara a la guardia civil, pero éste se negaba ante el temor a las represalias que estas familias trashumantes podrían tener hacia él, su familia o su hacienda.
Unos cuantos traguitos de vino más tarde el empleado del vecino, hombre acostumbrado a la picaresca y a otras enseñanzas que da la vida, les dijo:
“Ni guardia civí ni ná, lo que hay que tené e sangre fría y sé má listo que ellos”.
José no creyéndose que aquel hombre fuera capaz de liberarle de la plaga de descuideros, le ofreció:
“Si mañana por la noche no están aquí los gitanos, te jago un regalo mu güeno”.
El empleado, viendo que de aquello podría obtener un beneficio, aceptó la oferta. Lo primero que hizo fue darse un paseo por donde estaban acampados los erráticos gitanos. Se les acercó muy tranquilamente, liaba un pitillo mientras de su espalda colgaba la bota de vino.
“Mú güenas tardes tengan tos ustedes, señores”. Los cales le miraron recelosos y le contestaron:  “A la pa e Dio”. Y comenzó la conversación. “Qué ¿jace un traguito de vino?”. “¡Digo, venga pa cá!”.
Tras el vino, los recelos se templaron y comentaron del tiempo, de lo mala que estaba la vida y de algunas cosas más que no revestían ninguna importancia y que a aquellas gentes no le hacían sospechar sobre el verdadero motivo de su conversación. Cuando el empleado de la huerta lo creyó oportuno les comentó:
“¿San enterao ustedes lo der sargento de los civiles, que han mandao a este pueblo?”.
Aquella pregunta alertó a los gitanos que intrigados le contestaron:
“No, nosotros no nos jemos entero de na ni queremos enterarnu”. “¡Pos man dicho que se gasta una mala leche!, ahora, que ese a mi, que ni me toque, que lo rajo de arriba abao”.
La conversación comenzaba a resultar incómoda para los acampados y el visitante viendo que ya les había metido el miedo en el cuerpo, decidió despedirse.
“Ea, po con Dió, uno que se va, no quiero encontrarme con la pareja de civiles por la noche”.
El empleado pensó que tal vez con lo que les había dicho, aquella trupe de hambrientos gitanos, harían sus petates y se marcharían.         
Lo primero que hizo el empleado fue mirar al campamento de gitanos por si habían partido; pero no, allí seguían, cada uno en sus quehaceres. El asalariado pensó que había que pasar al plan segundo.
Lo primero que hizo fue ponerse la camisa más blanca que tenía, luego cogió un par de rojos tomates muy maduros y se los restregó por el pecho, de tal guisa que parecía que le habían herido, luego se ensució la cara y se la manchó con más tomate, se puso un pantalón raído al que hizo jirones en ambas perneras. Ya estaba preparado, parecía como si lo hubieran martirizado. Ahora solo quedaba hacer un poco de teatro. Desde detrás del recodo de la huerta, comenzó a gritar:
“¡Socorro, ayua, socorro que me matan!”.
Luego salió de la curva, gritando como un loco hasta donde estaban los gitanos. Estos se quedaron, ante aquella aparición, pálidos de miedo y sumamente alarmados. Cuando el ingenioso empleado estuvo a la altura de los gitanos, les gritó mientras fingía llorar y temblar: “Corré, corré, que viene er sargento de la guardia civi y vienen matando a tos los que no somos der pueblo”.
Él, siguiendo su papel, corrió por la vereda camino contrario al pueblo y sus huertas. No hubo andado ni doscientos metros cuando un tropel de gentes cargadas de peroles, bultos y niños colgados de las magras carnes de sus madres, le adelantaban en desordenada desbandada. Eran los gitanos que huían ante el temor de encontrarse con aquél supuesto malvado sargento.
Cuando los dueños de las huertas se hubieron enterado de lo acontecido, rieron de buena gana y en justo premio, hicieron una colecta y le regalaron ocho duros (de los de entonces).       
EL  AGUADOR DE  JUZCAR
Existió en tiempo de los moros, un cabrero islamita quien, por su condición de pastor, conocía todos los recovecos de las más altas cumbres de la Serranía de Ronda.

Este hombre descubrió un lugar de donde emanaba una pequeña corriente de agua y que, poco trayecto después, se bifurcaba en tres riachuelos diferentes. Con el tiempo se dio cuenta que aquel nacimiento de agua surtía de este elemento a tres localidades distintas, como eran Júzcar, Faraján y Alpandeire.

Aquel cabrero que era bastante astuto, ideó lo siguiente. Desde la zona del nacimiento, desvió uno de aquellos tres canales hacia otro, con lo que dejó sin agua a uno de los tres pueblos. Luego bajo al pueblo y cuando las gentes del lugar vieron asombradas que el río se les secaba y con ello sus huertas y además sus animales comenzaban a padecer sed, éste les dijo que tenía poderes y que si le abonaban un cierta cantidad, él haría que las aguas volvieran al pueblo. Una vez que este cabrero había obtenido la cantidad estipulada, volvía a darle curso al arroyuelo, con lo que el pueblo volvía a disponer de agua, pero a su vez se la cortaba a otro y volvía a pedir dinero.

El cabrero comenzó a gozar de una buena posición económica, tanto es que vendió las cabras y se instaló en el pueblo de Júzcar, viviendo de sus rentas.

Como quiera que las gentes del pueblo, se imaginaban que la sequía la provocaba el avispado moravita, tras intentar descubrir el secreto de él y que les tenía arruinados, determinaron cortar por lo sano y una noche le dieron muerte. Con ello vieron que desde entonces las aguas de su río jamás se secaron.
EL  BORRACHO  Y EL  GOBERNADOR

En tiempos de Isabel II Málaga era más que una ciudad tranquila, una ciudad brava y conflictiva. Entre los embozados que corrían la ciudad ocultando bajos sus capas pistolones, navajas y espadas y entre los ejércitos de borrachos que hacían gala del valor pendenciero que da el vino, no había persona decente que saliera a la calle en horas determinadas de atardecida.
Las quejas llegaron a la Corte de Isabel II y la buena señora mandó ordenes explícitas a los gobernantes malagueños para que aquella situación se acabara. Pero claro ella estaba en Madrid y los problemas, es decir los borrachos, en nuestra querida ciudad.
El alcalde y el gobernador se pusieron manos a la obra sin que por más que lo intentaron bajara el consumo del preciado néctar etílico de las tabernas. Ante una nueva imperativa misiva recibida de la Corte, los gobernantes decidieron tirar la toalla y declararse incompetentes para atajar aquel endémico problema ciudadano. La Reina Dñª Isabel II, harta de esta situación, pidió a sus más allegados que le procurasen un hombre de los de pelo en pecho y hacerlo gobernador de la conflictiva Málaga para que atajara, de una vez, aquel molesto " quitasueños " que ella padecía. Fue nombrado como gobernador Don Melchor Ordoñez, hombre decidido y voluntarioso que dio de que hablar por sus muchas iniciativas en años posteriores. La primera medida que tomó el celoso gobernador fue la de ordenar a sus golillas que aprisionasen a todos los borrachos y que los llevaran a la cárcel. Durante un tiempo este fue el medio, bastante ineficaz, que había en Málaga para acabar con los borrachos. Y era ineficaz ya que a la mañana siguiente, después de que estos hubieran dormido la " mona " y aplazado la cogorza, eran puestos en libertad, es decir, hasta la noche en que volvían a dormir a su suite de la cárcel.
El gobernador, advirtiendo de que esta medida no surtía efecto, y viendo que su palabra dada a la reina de acabar con las borracheras se veía en entredicho, decidió tomar medidas más enérgicas.
Cada noche, junto al jefe de policía y algunos alguaciles, se echaba a la calle, a la caza del borracho. Los alguaciles llevaban cadenas con grilletes y a todo el borracho que pillaban, le cargaban de tan desagradables herrajes y luego los conducían a la plaza de las Cuatro Calles, hoy de la Constitución. Allí se agolpaban las gentes para ver un espectáculo curioso. El gobernador hacía beber a los borrachos 16 cuartillos de agua, es decir unos ocho litros de agua; y si tenemos en consideración que los etílicos estómagos de los borrachos estaban casi con el cartel de completo, podremos imaginarnos lo que debían pasar los borrachos para beber aquella enorme cantidad de agua.
Las gentes se arremolinaban cada día ante la fuente de la plaza para ver, inhumanamente divertidos, la pasión y el ahogamiento de los beodos de turno. Los gritos se oían en toda Málaga. Pero todos sabemos que quién ha caído en las terribles garras del alcohol, no atiende a recomendaciones ni amenazas; para él lo primero es tristemente el arrullo meloso y agradable de nuestros cálidos vinos, el ser de las vides que alegran a las gentes con sus llantos. Uno de estos hombres enfermos del alcohol, fue el que era conocido por todos como Tobalo. Hombre agradable y simpático cuando no estaba borracho, cosa que no ocurría muy a menudo. Generalmente él no salía de su castizo barrio de la Trinidad-Perchel, por lo que no tenía muchas posibilidades de encontrarse con el duro gobernador.
Un día el gobernador decidió abrir sus horizontes ante la disminución de borrachos en el casco antiguo que se habían ido a beber y pelear a otros barrios como la Trinidad y el Perchel, y allí pillaron por primera vez a Tobalo García cuando, como era costumbre en él, iba haciendo lo que popularmente se dice " medir las aceras ". El gobernador inmediatamente lo apresó y con toda diligencia le llevó junto con otros a los que habían apresado con anterioridad a la temida " dichosa fuente ". Dicen que los gritos lastimeros de Tobalo apartaban las nubes, lloró y gritó, pero más bebió. Su vientre estaba hinchado por la acción del agua ingerida; las gentes se mofaban y reían a causa de sus penalidades. Tras aquella ingestión de agua, Tobalo tuvo que prometer que jamás bebería. Lo que no dijo fue el qué (seguro que el agua quedaba descartada). Al día siguiente Tobalo volvió a necesitar el dulce abrazo de Baco y decidió ir a la taberna. Antes de entrar en la Meca de sus placeres, miró taimadamente a un lado y al otro comprobando de que no estaba cerca el terror de los borrachos, y una vez convencido de que no existía peligro alguno, entró.  
Pero al salir se topó de bruces con Don Melchor y sus huestes; el corazón se le cayó a Tobalo al suelo e inmediatamente augurando su triste futuro se cogió a la reja de una ventana próxima.
            El gobernador le gritó autoritariamente:
                        - ¿ Tobalo, tú, otra vez ?.
            Tobalo con el corazón encogido del miedo le contestó con la trémula voz que despedían sus cuerdas vocales.
            - " No, señó gobernaó, no se esquivoque usté, esta no e otra borrachera e la mesma de ayé, la que tenía cuando a la fuente me llevó detenío; y entoavía no se ma pasao “
BUÑUELOS  Y   MAZAPANES


ESTA   HISTORIA  O  LEYENDA  OCURRIÓ EN  EL  PUEBLO  MALAGUEÑO  DE  ( ALMOGIA )
las monjas de un convento aragonés, allá por el siglo XIV, más concretamente en el año 1373, se habían quedado sin provisiones con qué alimentarse, solo disponían de almendras y azúcar. Ellas las trituraron e hicieron harina de las almendras y le añadieron la azúcar luego las hornearon en sus hornos y obtuvieron un dulce que les alivió del hambre y que hicieron famoso en el mundo entero.Unos siglos antes, en un pueblo andalusí de tradición verdialera y por lo tanto malagueño, conocido como Almogía. Unos siglos antes de que apareciera el mazapán, en el año 1090, un árabe llamado Abdelaziz ben Drisi el Jabazún, que ejercía de panadero y cocinero, se vio en idéntica situación que siglos después las monjas del convento aragonés.
En este año, el rey sevillano Mohamed ben Abad Al Motamid, cercó la fortaleza de Almogía. Poco tiempo después no había nada que comer en la villa, incluso escaseaba la leña con que alimentar los hornos, dado que estas se utilizaban para hacer hervir los calderos de aceite que le arrojaban a los asaltantes del castillo.
Jabalzún hizo recuento de vituallas y pudo comprobar que solo disponían de harina; éste ideó hacer unas tortitas de masa de agua y harina, luego las subió a lo alto del castillo y las metió en los calderos de aceite hirviendo donde estas se cocieron aprovechando aquel defensivo aceite y de este modo surgieron los buñuelos de viento.

LOS   CARNICEROS  DE   MÁLAGA
AHORA  QUE  QUIEREN  PROHIBIR  QUE EN  LOS MERCADOS  DE MÁLAGA  SE PREGONE  SU  MERCANCÍA , ALGO POR  LO CONTRARIO  QUE  NO MOLESTA  A NADIE  VOY  ACONTAR   ESTA  HISTORIA QUE  OCURRIÓ  EN  MÁLAGA.

Al contrario que el “tío del avío”, no era frecuente ver al carnicero vender sus productos de forma itinerante. Ante lo complejo de su mercadería, es decir, el volumen, el peso y la gran cantidad de artículos, estos comerciantes montaban un tenderete más o menos estable y allí vendían la carne.
Hubo un tiempo en que muchos de estos vendedores se instalaban en los soportales de la calle Torrijos, actualmente calle Carretería. Los vecinos de los inmuebles donde estos improvisados y molestos vendedores montaban toda su parafernalia, protestaban por varias razones: una de ellas era las dificultades que debían de sortear para acceder a sus viviendas, ya que sus portales estaban ocupados por estos comerciantes y su clientela; otro problema consistía en la porquería que estos dejaban en el suelo tras su jornada laboral; y además de todo ésto tenían que soportar la enorme cantidad de moscas, mosquitos, avispas etc. que al olor de la sangre acudían.
Tal fue el cúmulo de denuncias, que la policía hubo de intervenir y desalojar a estos carniceros de la calle Carretería.
Parece ser que la carne que más vendían estos carniceros era la de cerdo, quedando muy atrás la venta y el consumo de la carne de ternera, a la que por aquellos entonces recibía la denominación de “ carne de hebra ”. Por este motivo, eran pocos los que despachaban este tipo de carne, y los que la vendían, lo hacían cobrando un precio abusivo.
Esto hizo que interviniera la Corporación Local de entonces y publicara un bando donde se informaba al público en general, los lugares donde se podía comprar este tipo de carne a unos precios razonables.
Y ¡ cómo no !, estos comerciantes tenían múltiples pregones con que atraer a la clientela. De entre los muchos que existían, rescatamos los siguientes:
¡ “ Morcillas y chorizos,
de vaca el chuletón,
que vengan mis niiiñas,
que aquí tó se pega al riñón ” !.

¡ Gallinas con plumas y pelás,
conejos y pollos de campo...
tengo los güevos de dos yemas !.

¡ Que se deshacen en la boca
como er agua de tierno...
chuletas y bistessss !






 CRIMEN  MALAGUEÑO  EN   LA   CALLE   SALVAGO



Como es habitual, los malhechores suelen hacer sus malvadas correrías amparados por el velo oscuro de la noche.


En una de estas noches oscuras, unos individuos llegaban al soportal de una casa de gentes notables que había en la calle Salvago, casi frente a la entrada de calle Nueva y calle de los Mártires. Por lo avanzado de la noche, estos sujetos debieron pensar que en aquella casa todos sus moradores dormían. En la calle la oscuridad era casi absoluta, solo una tímida llama de un cadil, que hacía las veces de farol, interrumpía insolente la homogeneidad de aquella noche especialmente oscura.
Los bandidos se emboscaron en el soportal de aquella casa notable y se dispusieron a hacer un boquete en la puerta justo a la altura donde ellos pensaban que se encontraba la barra de hierro o el pestillo que apalancaba y condenaba la puerta por su parte posterior.
El trabajo no era fácil, sobre todo teniendo en cuenta  que no podían emplear instrumentos contundentes o ruidosos por miedo a despertar a los confiados propietarios del inmueble. No obstante y con ayuda de un afilado cuchillo y una barra de hierro, lograron, con mucha paciencia y más habilidad, hacer un hueco por donde meter el brazo y levantar la palanca o correr el pestillo. Ese era el primer objetivo de aquellos sesudos  y avezados ladrones.
Pero, según dicen los entendidos, no existe el crimen perfecto, sea tal vez porque nadie que ha realizado un acto punible, vuelve después para que le den la medalla al mérito por su acción, de modo que muchos casos quedan o pasan a engrosar las filas de lo indescifrable para siempre y de algún modo esto ocurrió también en este caso.
La mano de uno de los ladrones entraba por fin por aquel angosto agujero en la madera de la puerta. Hurgaba con su brazo dentro del agujero, tanteando y buscando aquel férreo pestillo que le diera paso al interior de la casa.
El criado de esta notable familia tenía su recamara en la parte baja del edificio junto a la puerta de entrada y era allí donde este servidor solía retirarse a conciliar el sueño cada noche después de un largo día de duro " trapicheo ".
Los pequeños ruidos que hicieron los truhanes para horadar la puerta, despertaron a este fiel criado. Con el camisón largo y el gorrito de lana de dormir, tan común en aquellos tiempos, este puntual servidor doméstico se dirigió taimadamente con el mayor de los cuidados. Llevaba en sus manos, para iluminarse, una palmatoria con un cabo de vela.
Allí comprobó horrorizado la acción que estaban emprendiendo estos ladrones. Primero pensó despertar a su amo, pero luego tuvo otra idea con la que poner remedio al incidente y no molestar al que le daba el sustento.
Este hombre corrió nervioso, pero decidido, hacía su cuarto donde cogió un trozo de alambre. Luego se dirigió a la puerta y como si de un felino se tratara, saltó sobre el anónimo brazo y lo ató fuertemente de un extremo del alambre, amarrando el otro extremo a un grueso clavo que había en la parte superior de la puerta.
El ladrón forcejeó pero no gritó, ya que si lo hacía, alarmaría al vecindario y sería su fin. Las muñecas del atrapado ladrón comenzaron a sangrar ante el forcejeo, sin duda este truhán presentía su trágico fin. El criado, hombre de gran sangre fría, viendo que el malvado delincuente no podía ni tenía medios humanos de salvarse de aquella trampa que él astutamente le había elaborado, optó por irse a dormir y no despertar a su amo y no dar la alarma hasta la mañana siguiente.
La angustia de aquel desdichado ladrón tuvo que ser tremenda presintiéndose preso y reo de la justicia, con toda seguridad, a la mañana siguiente.
Pero aquella angustia era compartida por sus malvados compinches de correrías. Estos se apartaron del compañero para buscar una solución a aquel inesperado problema.
En principio pensaron en salir huyendo pero uno de ellos, comentó con toda razón, que si se iban, al ser capturado su compinche, éste hablaría y les delataría con toda seguridad. Estos tuvieron clara la decisión: tenían que matar al compañero para que por la mañana no hablase.
Con un certero navajazo al corazón  se aseguraron la fidelidad de éste compañero, es decir, se aseguraron de que no hablase; pero, a la hora de marcharse comentaron: " Cuando descubran el cuerpo sin vida, seguro que le reconocen y lo relacionan con nosotros ".
Para que aquello no ocurriese, determinaron que la única forma que había para que no le identificasen era la de cortarle la cabeza y llevársela donde nadie la viera.
Aquel hecho solo fue presenciado por aquellos malvados y las escasas estrellas que desde el cielo miraban mientras se marchaban horrorizadas para dar paso al poderoso astro lumínico.
De esa forma, a la mañana siguiente, cuando el criado por fin se decidió alertar a los dueños de la casa, se encontraron con el ladrón, pero colgado de la puerta y brutalmente decapitado sobre un charco de sangre.
EL   INEPTO ALCALDE DEL  PUEBLO  DE EL  BORGES




La historia tiene sus antecedentes en un alcalde de escaso recuerdo entre sus gentes, un edil de la posguerra civil. Su cultura y conocimientos eran bastante limitados, sus méritos eran su posición económica y sus simpatías al bando nacional.
A lo largo de su periodo como alcalde, solo se le conoce que hiciera una sola obra en el pueblo: ésta consistió en construir un abrevadero para los animales de labor. La cuestión es que el alcalde se sentía muy orgulloso de su obra y presumía de ello constantemente. Un buen día y aprovechando una visita de un ministro franquista, el gobernador de Málaga mandó llamar a todos los alcaldes de la provincia con los que celebrar la llegada a Málaga de tan alto dignatario.
Una vez reunidos todos los alcaldes, hablaban de las mejoras de infraestructuras o mejoras sociales que habían llevado a sus pueblos. El antiguo alcalde de El Borge aprovechaba cada ocasión para presumir de su gran y única obra, el abrevadero de las bestias. Nuestro alcalde le dio la noche al gobernante. Una de las veces que el ministro se retiró del gobernador, el alcalde se acercó a éste y le preguntó: ¿“Señó gobernaó, la dicho argo er ministro de mi”?
El gobernador le contestó que sí, por lo que el alcalde le siguió preguntando: ¿“Y ca sio lo ca dicho de mi”, si se pue sabé?
El gobernador, harto ya, le contestó sin vacilar: El ministro ha dicho que es usted un inepto.
El alcalde sorprendido apuntó aquella palabra en un papel sin saber que significaba, un vocablo que a él le pareció, llevado por su gran prepotencia, que aquello debía ser algo muy bueno y prestigioso.
Una vez que el alcalde estuvo de vuelta en El Borge, reunió a las fuerzas vivas del pueblo, es decir, al boticario, el cura, los concejales, el guardia civil, el pregonero y un nutrido grupo de amigos influyentes.
Tras hacer una minuciosa referencia del lugar en el que había sido recibido junto a los demás ediles, del banquete y sus pormenores y de las personalidades que estuvieron presentes, el inculto alcalde soltó la bomba. En tono presumido comentó:
            “Pos yo he estao tentao de invitá ar ministro a vení ar pueblo, pero no le he dicho na pa no comprometerlo, con estas cosas hay que andá con mucho cuidao y eso que él a mi ma precia bastante”.        
            ¿“A qué no sabéis que le ha dicho de mi er ministro ar señó gobernaó”?
Todos se quedaron intrigados, ¿qué sería aquello tan importante que el ministro dijo de su alcalde?. Éste prosiguió y sacando del bolsillo el papelillo donde tenía apuntada la palabra, dijo: “Pos ha dicho, ni má ni menos, que soy un... INEPTO”.
Algunos de los contertulios abrieron la boca en señal de admiración, obviamente tampoco sabían que significaba aquella palabra, sus miradas se desviaron hacia el cura que rompió a reír de forma descontrolada a la par que se sujetaba su bien cuidado y barrigudo abdomen.
El alcalde, un tanto molesto, le preguntó al osado cura:
            ¿“Qué pasa, señó cura, es que he sortao argún chascarrillo”?
A lo que el cura le contestó:
            Que eres un inepto ya lo sabía, hombre, pero que quieras que todo el pueblo se entere de lo tonto que eres, de eso no tenía yo ni idea. ¡Anda y busca la palabra en un diccionario!.

EL  CUA
DR  SANTO  DEL  PUEBLO  DE ALFARNATEJO

Existe en Alfarnatejo, en su iglesia parroquial, un lienzo obra de Juan de Dios San Juan datado el año 1841, fecha en la que se ubico en el altar mayor y hasta los sucesos de la Guerra Civil, estuvo en ese lugar.

La iglesia en tiempos de la guerra civil fue profanada como otras tantas. Una vecina viendo que la tela en la que se representa al patrón de pueblo San Miguel Arcángel corría un seguro peligro de terminar en la hoguera, lo cogió sin que nadie la viera y se lo llevó a su casa. Sabía que debía ocultarlo de manera que no lo fueran a descubrir ya que de lo contrario no solo el lienzo sufriría peligro sino que ella misma se vería sentenciada.

Con unas puntillas lo clavó detrás de la puerta, pero con el santo de cara a la puerta con lo que de este modo lo que solo se podía ver, era la parte trasera de la tela; pero no contenta con esto ideó acoplarle a esta tela una gran hoz con un martillo, lo que hacía que se hicieran comentarios sobre sus inclinaciones republicanas de la buena señora. Nadie sospecha que el lienzo estuviera en ese lugar, a pesar de haber estado muchos meses buscándolo.

En 1938 tras la entrada del ejercito nacional se terminó la ocupación republicana para Alfarnatejo. Esta mujer quería entregar el lienzo sagrado pero temía que ahora la fueran a tachar de roja, por lo que durante mucho tiempo dudó que hacer.

Tras la entrada de los nacionales, muchos vecinos huyeron del pueblo ante el temor de las represalias. Entre los que huyeron estaban dos de los hijos de esta mujer. Atribulada por la pérdida de estos dos hijos, se encomendó a San Miguel Arcángel, pidiéndole que sus hijos volviera sin daño alguno. Quiso la santa providencia que los hijos volvieran unos días más tarde y la señora en agradecimiento se decidió entregar el lienzo. Este lienzo fue vuelto a la iglesia en solemne procesión.



EL   CRIMEN   DEL  MARTINETE

Esta  historia   ocurrió  en  los  comienzo  del  siglo  xx en  málaga.

 La creencia entre las gentes con menos capacidad intelectual que bebiendo la sangre de los niños los enfermos de TISIS (tuberculosis, raquitismo etc.), mejorarían.
El día 12 de Agosto de 1913, unos bandidos, raptaron en las puertas del cine Pascualini, en la calle Córdoba, a un niño que se encontraba jugando.
El niño era hijo de una familia muy humilde y se llamaba Manolito Sánchez Domínguez. Los testigos que vieron como se llevaban a Manolito aseguraron que fueron dos hombres. El día 16 de Agosto de 1913, aparecía el cadáver degollado de este infortunado infante, en las tapias de la conocida y famosa ferrería “del Martinete”, oculto por unos cañaverales. De ahí que a este suceso se le diera el nombre del “Crimen del niño del Martinete ”. Tras el estudio del cadáver se pudo comprobar que al niño le había sido extraída la sangre, por lo que se especuló de que el motivo había sido la venta de esta a un tísico. También se especuló sobre el comprador, aunque este punto solo fue comentado por las gentes y no reflejado en periódicos, llegándosele a achacar y parece ser que con bastante acierto al torero Rafael María Gómez Branley, torero de media fama por aquellos entonces, pero de gran fortuna que estaba “Tísítico perdio ” según comentaban. Branley que nació en 1870, murió de tuberculosis el día 23 de Noviembre de 1913, cuando contaba con cuarenta y tres años, es decir tres meses después de la muerte de Manolito.
Aquél crimen se le achacó a varios individuos pero ninguna acusación cuajaba; ésto traía a la guardia Civil de cabeza ya que el pueblo pedía insistentemente la cabeza de los criminales y la G.C. se veía en entredicho.
Un día entró en un ventorrillo que llamaban de la “señá Carmen”, un niño que debía tener la misma edad que el infortunado Manolito. El chavea pidió que le llenaran una botella de vino por encargo de su madre.
Dos hombres que habían estado bebiendo al ver al niño comentaron “mira igual que el Manolito al que le cortamos el gaznate”. Aquellos hombres eran dos conocidos delincuentes llamados José Moreno Tovar (El Moreno) y Francisco Villalba (el Trapero ). El tabernero al escuchar el comentario salió sigilosamente y les denunció a la Guardia Civil. Poco después eran detenidos tras la ágil intervención del Teniente de la Guardia Civil Teovaldo Guzmán. Los delincuentes confesaron sus crímenes pero nunca confesaron a quién le habían vendido la sangre. Terminaron sus días en la cárcel.
Las gentes le sacaron una coplilla que terminaba así: “y de esta forma el pobre manolillo fue degollado como si fuera un inocente cabrito”.

UN   (SAN   JUAN ) DE MENTIRA


ESTOS  HECHOS  OCURRIERON  EN  CASARABONELA

CIERTO día de hace más de una centuria, el cura párroco de Casarabonela, decidió que a una de las hornacinas de la iglesia le hacía falta un San Juan. El cura se preguntaba: “¿pero cómo nos hacernos de una talla de un San Juan con lo que eso tiene que valer?”. El sacristán, hombre ocurrente y dispuesto, le contestó al cura: “Pos por er dinero no hay que procuparse, yo lo voy a pedí por las casas; aquí la gente son mú devotas de San Juan. Cuando tengamos er dinero mandamos ar Cubero pa que nos compre uno en Málaga”.
Aquel, al que el sacristán llamaba el Cubero, era el mandadero del pueblo o el corsario, como antaño se le denominaba a este tipo de profesionales. El cura pareció estar conforme con la propuesta un tanto precipitada de aquel buen cristiano y le otorgó los poderes oportunos para que comenzara a postular por las casas.
Entusiasmadas las gentes con aquella verborrea del ingenioso sacristán, comenzaron a aportar, para aquella santa causa, los pocos dinerillos que ellos podía distraer. El sacristán les prometía a las gentes que para el día de San Juan tendrían la talla en la iglesia, y la verdad sea dicha, aquel afán recaudador hizo que en poco tiempo se obtuvieran los fondos necesarios para poder comprar la ansiada efigie de madera del santo.
Por fin se hubo atesorado los reales necesarios; el sacristán lo pregonó por todo el pueblo lleno de alborozo. Al mismo tiempo prometía que para el día de San Juan podrían ir a rezarle, a la iglesia, todo el pueblo.
El contento que transmitía este hombre hizo que el pueblo se viera presa de una gran euforia e incluso organizaron actos solemnes con motivo de tan sacrosanta efeméride.
Un día llamaron al que era conocido como el Cubero y le hicieron el encargo, no sin antes implorarle, que no se entretuviera en el camino, dado que el santo debía ocupar la hornacina de la parroquia el día de San Juan. Con gran intranquilidad y como presagiando algo malo, el sacristán se acostó aquella noche, no podía pegar ojo. Efectivamente, el santo no llegó a tiempo y las fiestas y las gentes estaban preparadas; ¿cómo le iba a decir a sus vecinos, después de lo prometido, que el San Juan no iba a llegar a tiempo, tal y como él les había afirmado?. En vista que el Cubero no llegaba, al sacristán se le ocurrió otra idea que le consultó al atribulado cura párroco. La idea consistía en llamar a un vecino del pueblo que era de corta talla y para más señas calvo como un limón, para que se prestara a hacer de San Juan mientras llegaba la escultura. Tras duras negociaciones y algún peculio pactado el hombre accedió a intervenir en aquella pantomima.
Las luces de las velas de la iglesia se menguaron con la intencionada finalidad de que no se viera mucho la cara del falso santo. Al parroquiano bajo y calvo le vistieron con los hábitos propios del santo.
Al sacristán se le volvió a ocurrir otra idea; para que la calva reluciera más y se asemejara a la policromía de una autentica talla, le untó claras de huevo en la calva, cara y manos. El efecto fue extraordinario, y la verdad es que con la poca luz que había y el brillo de las claras de huevos, nadie podía distinguir ni descubrir aquella mojiganga.
Con toda parsimonia, se abrieron las puertas del templo y los fieles comenzaron a entrar. Como cabría esperar, eran casi todo mujeres las que acudieron a la iglesia; éstas se acercaban a ver al santo, algunas protestaron por la poca luz, pero tras las razones que el sacristán les expuso, en el sentido de que la policromía estaba muy fresca y se podía derretir con el calor, éstas, presas de su ignorancia, quedaron medio conformes.
Bajo la hornacina una legión de beatas de velos negros y caras casi tapadas, rezaban el Santo Rosario dirigidas por el cura párroco.
Pero he aquí, que ocurrió lo insospechado. Aquellas claras de huevos o mejor sería decir, el sutil olor que éstas desprendieron, imperceptible para el olfato de los humanos pero no para el de los insectos, atrajeron a varias avispas. Estas, de forma irrespetuosa hicieron varias pasadas por la calva del imitador de santo y éste, que se temía lo peor, permaneció petrificado, cual era su obligación. Una de las avispas se decidió y le fue a picar sobre una ceja, lo que hizo que el embadurnado santón se moviera, aunque de manera casi imperceptible.
Una de las beatas hizo un curioso comentario “Es mesté ve lo bien jecho que está er San Juan, ¡pos no ma parecío a mi que sa movio!”. No se le dio más importancia al comentario y siguieron los rezos, pero ahora las miradas estaban más atentas.
Las avispas seguían molestando impertinentemente al santo y una de ellas, haciendo gala de una falta de respeto al infundado olor de santidad de aquel hombre, le propinó otro picotazo que el hombre soportó con una estoica imperturbabilidad. Pese a los esfuerzos realizados, hizo un leve movimiento que fue percibido por las beatas. Estas comenzaron a balbucear y a comentar en voz baja, “er santo sa movio, er santo sa movio”.
Al momento un murmullo se apoderó de aquel recinto sagrado. El cura que estaba de espalda al San Juan, se volvió y vio como una legión de avispas acosaban al respetable vecino.
La situación había que salvarla: de un salto se quitó la zalla y se la echó por encima al santo. Luego apagó las luces de las velas y le dijo a las beatas: Vámonos de aquí, que el calor está derritiendo la cera de la cara.
De inmediato todas le obedecieron y salieron a la calle. Al día siguiente, ya había llegado el San Juan verdadero al pueblo y de forma furtiva se subió a su celdilla en la iglesia. Luego abrieron las puertas y encendieron todas las luces e invitaron a todas las mujeres para que le rezaran.
Muchas comentaban que ahora le veían diferente, pero que serían las cosas “de la caló”. Todo volvió a la normalidad. Entre aquella patulea de señoras que rezaban fervorosamente, había un hombre que lucía varios picotazos de avispa en su cara y la calva.
  EL  CRISTO  MARINERO  DEL  PUEBLO  DE  ALMACHAR


Cuenta la leyenda que hace más de cien años, unos marineros se encontraban sobre una embarcación que se encontraba, debido a la tormenta que les atenazaba, a punto de zozobrar.

Los marineros angustiados se encomendaron a Cristo para que les salvara de aquella muerte segura. Algunos aseguraron que habían visto a un Cristo portando una banda verde que se les acercaba y les tranquilizaba.

Mientras tanto en Almáchar, en aquellos días, sin que nadie se lo pudiera explicar, el Cristo de la banda verde había desaparecido de la iglesia, apareciendo al poco tiempo de la misma manera en que había desaparecido. La sacristana hubo de arreglarlo dado que esta talla presentaba un aspecto desaliñado y lo curioso fue que una vez que lo pusieron en su hornacina, pudieron ver que la peana estaba cubierta de escamas de pescado, las cuales parecían brillar a la luz de las velas.

EL   GALLO  DE  CASABERMERJA


Francisco Romero Robledo era un político muy conocido en Antequera, del siglo XIX, al que le habían apodado el “Pollo de Antequera”.

Ocurrió un día que se encontró, por los pasillos del Congreso, a un vecino de Casabermeja. Éste tenía mucho interés en que se construyera una carretera que fuera de Málaga a Casabermeja y poder dejar el antiguo camino que por aquellos años, ya estaba intransitable, y se encontraba con la oposición de Robledo “El pollo Robledo”. Aquel hombre se llamaba José Rodríguez Sánchez y estaba harto de tan férrea oposición y más viniendo de un paisano. Posiblemente debido a una animadversión de Robledo por Rodríguez Sánchez, hacía que todas las propuestas que el de Casabermeja presentaba, el de Antequera se las dejaba sin efecto.

Un día, agotada la paciencia de José Rodríguez Sánchez y viendo que el interesante proyecto para su pueblo se podía quedar el en aire, tras encontrarse con él en los pasillos del Congreso, le increpó airadamente.

Al parecer Francisco Romero Robledo, en actitud arrogante le recriminó recordándole que él había sido presidente del Congreso y que no olvidara que estaba hablando, ni más ni menos, que con “el pollo Romero de Antequera”. José Rodríguez muy exaltado le contestó de forma muy contundente, espetándole una sonora bofetada en la cara del “Pollo” a la par que le decía a gritos: Si tu eres el Pollo Romero de Antequera, yo soy el gallo de Casabermeja. 

MEDICO  VIDENTE  O MEDICO   LISTO

Cuando la recién fertilizada paciente acudía a su consulta, para que, en primer lugar, le confirmara el esperado embarazo, este doctor le hacía las acostumbradas pruebas de rigor, es decir las muestras de orina y la llamada “prueba de la rana”.
Tras la muerte de la rana, que era por otro lado la confirmación exacta de que la afectada había sido preñada, el doctor adoptaba una conspicua postura y tras ganarse la voluntad de la emocionada premamá, le hacía una revelación que las dejaba atónitas.
Él les preguntaba, si querían saber el sexo que iba a tener su próximo bebé, a lo que la gestante le contestaba de forma afirmativa. Aquel vivo doctor le hacía ver las ventajas de saber el sexo del bebé, ya que con esta información, podría comprarle tranquilamente la ropita de la “canastilla”, de color azul o rosa según la sexualidad del lactante.
Tras aceptar la cándida parturienta las condiciones económicas, está volvía, por indicación del médico, pasada la “cuarta falta”, ya que a partir de esa fecha él podría comprobar, con toda exactitud, el sexo del feto. Tras tumbar a la embarazada en una camilla, le colocaba un pequeño pañito con un agujero, sobre la cara. El agujero caía sobre uno de los ojos, de modo que éste quedaba al descubierto.
El doctor se hacía acompañar para aquella indolora intervención de sus dos enfermeras con el fin de darle al asunto un montaje más espectacular. La grávida señora comenzaba a sentirse muy nerviosa, sobre todo cuando el médico le decía que le iba a anestesiar el ojo para hacerle la prueba. Ante el miedo de la embarazada, el galeno la tranquilizaba y le animaba para que no se preocupara.
Una enfermera le pasaba el frasquito de la anestesia, que no era otra cosa que una inofensiva agua de colirio, y tras ponerle una gota en el globo ocular, comenzaba a hurgarle superficialmente en dicho ojo. Al cabo de unos instantes, le retiraban el pañito de la cara y le secaban aquel ojo tan manoseado.
El médico le preguntaba si le había dolido, a lo que la paciente le contestaba aliviada, que no.
El doctor echándole teatro le decía: tu vas a tener una niña preciosa.
La embarazada salía contenta y satisfecha de la consulta, eso si, tras pagar una buena minuta al doctor y dar unas buenas propinas a las enfermeras.
He de decir en honor a la verdad, que aquel doctor no erraba nunca en sus predicciones. ¿Cuál era el secreto?.
En una libreta particular de registro, el doctor escribía los datos de la paciente y a continuación escribía con tinta roja “predicción niña” o “predicción niño” según le había diagnosticado, pero con una salvedad, él escribía lo contrario, es decir, que si a la paciente le había dicho que iba a ser niña, él escribía “predicción niño”.
Cuando tras los nueve meses de rigor, la grávida señora, daba a luz y comprobaba asombrada que su esperada niña había nacido con rabito, corría a reclamar al doctor y éste aparentando extrañeza le hacía ver que el fallo debía de haber sido a causa de un mal entendimiento por parte de la paciente, dado que ella estaba muy nerviosa y en esos casos la embarazada suele oír lo que ella quiere oír. Luego le sacaba la libreta y le enseñaba la anotación, en la que la sorprendida mamá podía comprobar como el doctor no se había equivocado en sus empíricos vaticinios.
           EL   MONTE  DE LAS TRES  LETRAS

ESTA  HISTORIA  Y   O  LEYENDA LLEGA HASTA  NUESTRO  DIAS  EN LA CIUDAD  DE MALAGA.
Hasta hace poco se podían ver desde muchos rincones de nuestra ciudad un monte que lucía tres colosales letras pintadas con cal.
El avance urbanístico ha hecho, entre otras circunstancias, que ya no se puedan ver estas tres letras.
Todos los malagueños de una cierta edad teníamos conocimiento de la existencia de estas letras pero de lo que no sabíamos era el significado de las mismas.
Esta letras estaban situadas en el monte conocido como de San Cristóbal; bautizado por los Reyes Católicos en honor al santo de los caminantes. Los reyes Católicos mandaron alzar en ese lugar una ermita bajo la advocación de Jesús Crucificado. El paso del tiempo hizo que se fuera deteriorando y en el año 1858 fue reconstruida.
El lugar concreto, es decir ese segmento del monte de San Cristóbal, donde estaban ubicadas las letras era conocido como Monte de Bolín, dado que era ese el nombre del propietario del terreno.
En el año 1939 un grupo de jóvenes vecinos del barrio de la Victoria, el barrio de los Chupitiras y que pertenecían al movimiento católico de Juventudes de Acción Católica, para hacer propaganda de esta organización en claro auge, decidieron pintar con unas brochas de palo largo y con cal.
Esto ocurría en el mes de Agosto del citado año. En las pintadas invirtieron tres tardes. Y las letras en cuestión eran las de J.A.C.
El promotor de esta idea, fue un joven que se llamaba Francisco Trujillo. Este joven perdió la vida en la triste e inútil contienda civil española.
En recuerdo a su hijo, el padre de Trujillo, repintaba las letras cada vez que estas a causa del agua o las inclemencias del tiempo se veían deslucidas.
Estas letras hicieron que los malagueños conociéramos a este monte de San Cristóbal como el “monte de las tres letras”.
Hasta mediados de los años setenta del siglo pasado, los malagueños pudimos contemplarlas.
EL   PARCHEO  DE LOS  TOROS EN CARTAMA

En las arcaicas corridas de toros que se celebraban en la localidad de Cártama, hacían traer desde diferentes localidades los toros para la fiestas.
Los mozos corrían y conducían a las reses hasta la plaza del pueblo al grito: ¡ que viene la libia ! (la “libia” era una deformación de la palabra “lidia”).
Antes de la corrida los mozos jugaban con los toros y les parcheaban como se solía decir; o sea, les colocaban con riesgo de su persona, unos parches de papel engomado de colores en la testa del toro.
Según dicen los entendidos en tauromaquia, esto dio al origen de las banderillas. Podríamos decir que Cártama fue la iniciadora del arte de banderillas iniciadas por un tal Gordito. En este pueblo existieron dos buenos toreros de nombre de Triguito y Ramón Cereto.
LA  ESCOPETA  Y EL  POETA
La historia que a continuación se narra tiene que ver con un personaje que se la daba de poeta. Contaba Fidelito, gran periodista malagueño, que en la casa de una señora malagueña, amante de la poesía, se reunían cada martes una serie de señoras y señores amantes de las letras. Muchos de los invitados solían recitar cada martes sus pocas avezadas trovas. No importaba que tal se hiciera o que se dijera, los aplausos estaban asegurados, por lo que todos, cuando abandonaban la reunión, salían con sus egos hinchados cual globo de feria.
Un día recitaba un caballero sus últimos pensamientos poéticos.
 Su condición de escritor y poeta, de la que él presumía ostentosamente, la había obtenido gracias a publicar un único libro de poemas, de dieciséis páginas, que él costeó y que mal vendió entre sus amigos, y que se titulaba “Suspiros del corazón”. Eso si, contenía un prólogo lleno de elogios hacia su persona de un distinguido personaje, que luego se supo era su cuñado, por más señas, carnicero de profesión. Este señor comenzó a recitar al tiempo que movía los brazos y hacía unos movimientos un tanto ridículos.
Recitaba:
Cuando miro las aves campestres,
cruzar el espacio, subir a las nubes,
cernerse en los aires con trajes de plumas
rasgar esas franjas de tonos azules,
  solas,
muy bajo, muy bajo,
¡ay quién fuera ave!,
¡ay quien fuera pájaro!
Tras aquel primer “¡ay quien fuera pájaro!”, su interpretación fue interrumpida sonoramente por una aclamación general que exclamaban con vehemencia, ¡bravo, bravo!
Solo uno de los congregados, que había asistido a aquella reunión, de malas ganas y obligado por su esposa, no mostraba ni compartía el entusiasmo de la generalidad. El rapsoda, tras agradecer aquellos vítores, continuó recitando:
    Cuando miro las aves que forman,
sus nidos de pajas, sus camas de plumas,
         y las miro juntarse y decirse
sus trovas de amores que el viento murmura,
  me digo a mis  solas,
  muy bajo, muy bajo,
  ¡ay quién fuera ave!,
  ¡ay quien fuera pájaro!
Aquel hombre que escuchaba porque no tenía más remedio y era poco amante de la poesía, estaba ya harto de tanto ayes y tanto pájaro y antes de que comenzaran a aplaudir, se levantó y dijo en un tono de voz que todo pudieron escuchar:
                        ¡Ay, si tú fueras pájaro y yo tuviera una escopeta!
            Con aquella ocurrencia del incómodo invitado la reunión se acabó, no sin producirse los múltiples comentarios que sobre al respecto se hicieron luego.

EL  RELOJ  ENCALADO


ESTA   HISTORIA  OCURRIO  EN    VILLANUEVA  DEL  TRABUCO



Al parecer, allá por los años 60, más concretamente en 1963, acertó a pasar un circo ambulante por la localidad de Villanueva del Trabuco. Como quiera que no era muy habitual, para la ciudadanía de la villa, el gozar de este tipo de espectáculos, aquella trupe de gentes de circo fueron muy bien acogidos.

Estos saltimbanquis llegaron con todos los ropajes habituales de estas gentes de circo; pero además llegaron con otro elemento que atraía enormemente a las gentes del lugar, venían acompañados de animales propios de los espectáculos que ellos ofrecían, es decir llevaron algunos elefantes, leones, caballos, y sobretodo algunos simios que hicieron reír a grandes y pequeños.

Quiso el destino que en un descuido una mona se escapara de su jaula. Todos la buscaban sin dar con ella hasta que unos ruidos procedentes del campanario de la iglesia del pueblo hizo mirar hacia arriba a los que la andaban buscando. El encargado de aquel animal se dirigió hacia la mona con un plátano en la mano. Una vez en el campanario, la mona saltaba de un lado para otro ante la impotencia de su cuidador y ante las sonoras risas de los allí congregados. La gente lo pasaban de maravilla viendo las tribulaciones que estaba pasando el encargado de la mona. En uno de los momentos en que la mona se columpiaba de allí para allá, ésta encontró un cubo con cal, que estaba preparada para blanquear la torre de la iglesia y sin pensárselo dos veces, agarró el cubo y un escobón y comenzó a salpicar a su preparador así como a los que estaban abajo mirando. Estos vivían, con las monerías de la mona, una jornada de gran fiesta. En un momento dado la mona se puso delante del reloj de la torre y le dio varios brochazos de cal, tapándolo parcialmente.

Por fin le dieron caza a la inquieta mona y aquella noche el circo mostró un lleno absoluto, siendo la protagonista indiscutible, aquella intrépida mona.

Lo curioso es que según cuentan, durante más de 25 años, aquel reloj encalado, estuvo mostrando los brochazos de la mona sin que nadie lo limpiara.


EL   SILLON  DEL  MORO 


Son muchas las localidades malagueñas que nos hablan de romances entre musulmanas y cristianos, romances que solían terminar de mala manera.

En Ronda se encuentra un poyete de piedra la que muchos le han dado el nombre El Sillón del Moro, debido a una de estas historias que se vivió en ese lugar.

Cuenta la leyenda que en ese lugar se reunían periódicamente un capitán cristiano y una bella joven musulmana. Los amantes vivían haciendo frente a la oposición hacia su amor tanto de la familia de él como la de ella.

El padre de la joven musulmana, planeó hacerle una emboscada al joven capitán para matarlo. Los dos se enteraron de las intenciones del padre de la moravita y decidieron huir. Al parecer ambos enamorados fueron acosados hasta llegar a lo alto de la sima que divide las dos partes del Tajo y viendo que no tenían otra salida, los amantes se abrazaron y se dejaron caer al vacío muriendo irremediablemente.

El viejo musulmán quedó aterrado al ver lo que con su acción había provocado. Dice la leyenda que jamás se pudo perdonar la muerte de su hija y desde aquel trágico momento, se pasaba los días sentado en el sillón de piedra donde tantas tardes los amantes se habían amado. Las gentes al ver al triste moro sentado en aquel lugar dieron en denominar a aquel poyete de piedra como El Sillón del Moro.

EL   TIO  DEL  AVIO


ESTA  HISTORIA  O  LEYENDA  OCURRIO EN  MALAGA

¿Cuántas veces, cuando hemos querido solicitar premura a nuestro interlocutor, le hemos dicho “Al avío que se va el tío”. Casi todos hemos dicho esta frase en alguna ocasión y, como muchas frases hechas, desconocemos sus etimologías.
Este pregonero solía vender su producto generalmente por la calle de La Compañía y otras del centro. Paseaba luciendo un babero pulcro y blanco, con el que bien pudiera haber sido confundido con el tío de los quesos y pregonaba su mercancía con una cesta de mimbre bajo el brazo. Era fácil verlo a la altura del mesón de San Rafael, también llamado por algunos malagueños, a modo de epíteto, como el Mesón de la Leona.
Éste pregonero gritaba su pregón al viento, diciendo: ¡Al avío que se va el tío!.
Al momento salían mujeres que requerían aquello que él pregonaba.
Por si alguien aún no ha adivinado qué era aquello que pregonaba este curioso personaje, les diremos que eran los avíos del puchero, es decir, la carne de vaca, el tocino, el añejo, el hueso etc.
Muchos podrán decir que este personaje era el carnicero quién también pregonaba sus productos; pero el tío del avío, se había especializado al igual que otros, como el “Molletero ” (molletes de pan).

GENIO  Y  FIGURA  HASTA  LA  SEPULTURA



Era Eusebio un hombre sencillo de campo. No tenía más afán en la vida que el ver crecer sus vides o las hortalizas de su humilde huerto. Era solamente eso que se da en llamar, un hombre bueno.
Aparte de todo este conocimiento rural, era una persona bastante corta en otros entendimientos más urbanos o mundanos. Su mundo se circunscribía a las lomas y collados que su mirada alcanzaba ver.
Compartía casa con sus dos hijos y las respectivas esposas de éstos. Ellas no le dispensaban al anciano labriego más atención que la de ponerle el almuerzo en una canastilla de mimbre que se llevaba al campo. Es decir sus nueras eran bastante antipáticas con él. Un domingo, que se encontraba tomándose un vinillo en la puerta del único bar del pueblo, se encontró con un amigo que había vuelto al pueblo y al que hacía años que no veía. Eusebio se desahogaba, contándole lo mal que le trataban sus nueras. Eusebio se levantaba un poco más tarde, su despertador matutino solían ser sus nueras que le regañaban cada mañana y tras darle un vaso de café con leche, le sacaban a la calle junto a la canastilla con las viandas del almuerzo.  Era costumbre que a la hora de partir del anciano labriego, las nueras le dijeran en tono despectivo: “¡Venga que ya es tarde!, a vé si trabajamos que aquí son muchas bocas pa comé y mu poco er dinero que entra”. El amigo de Eusebio le dijo: ¡pero hombre, eso es todo, eso se arregla con una lata!
Eusebio pensó que su amigo había perdido la cabeza y él no se había enterado. Su discreción le hizo no decir nada y mantenerse expectativo. El amigo entró en el bar y al momento salió con una lata, luego buscó por la calle pequeñas piedras que fue introduciendo en la misma. ¡Toma Eusebio, con ésto se acabarán todos tus males! Eusebio pensaba para sus adentros que el pobre había perdido por completo la razón. El amigo, que no era nada tonto, le dijo:
“¡Qué no, qué no estoy loco!. Con esta lata se acabarán tus pesares si la utilizas como yo te voy a decir. Jamás deben tus nueras ver esta lata ni tú debes hablarle de ella; y si te preguntan, tú debes negarles a ellas y a tus hijos que la tienes, ¡eso es muy importante!. Otra cosa que debes hacer es hacerla sonar cada noche para que ellas la puedan oír. Cuando salgas de la casa te la llevas contigo y verás como ellas comienzan a ser mejores nueras. Si ellas llegasen a ver la lata, todo volvería a ser como antes o peor”.
Eusebio no entendía lo que su amigo le decía, pero decidió hacerle caso, pensando que aquello que le proponía su fiel amigo era más una cosa de brujería que de lógica.
El amigo le dijo a su mujer que se hiciera la encontradiza con las nueras del viejo y les dejara caer que había escuchado que su suegro tenía una gran lata con monedas de oro que tenía escondida desde los tiempos de la guerra; y ésta así lo hizo.
Aquella noche, en el silencio de su cuarto, Eusebio, siguiendo las indicaciones de su amigo, hizo sonar la lata durante unos instantes; nada parecía haber cambiado. Por la mañana las nueras le preguntaron sobre qué había sido aquel sonido, pero Eusebio no les dijo nada. Mientras nuestro hombre trabajaba en el campo, las nueras parlamentaban a solas. “Pos ese ruio que escuchamos anoche era dinero”. Decía una. La otra alimentaba la hipótesis, diciendo: “Sonaba como a moneas de oro, de aquellas que él decía que escondió cuando la guerra”. Entre comentarios de una y otra nuera, llegaron a la conclusión que su suegro escondía un tesoro en monedas de oro.
Cuando aquella noche llegó Eusebio a su casa, le esperaban las dos arpías con la mesa preparada, le hicieron sentarse y con fingida amabilidad le pusieron de comer y le halagaron los oídos.
“Es mesté vé, con setenta y ocho años que tiene usté, lo bien conservao que está”, decía una de ellas. La otra aderezaba el comentario y decía “ya quisiera yo llegá a su edad estando lo bien que está usté, vamos que yo lo firmaba ahora mismito”.
Aquella simple lata con chinitas, hizo que cambiara la vida de Eusebio, quién por otra parte atribuía aquel cambio a la magia de la lata y no al egoísmo de sus malas nueras. Cinco años más tarde Eusebio dejaba este mundo; pero antes de morir le había dado la lata a su amigo, pensando que a él le podría traer suerte también y el amigo se la aceptó. Terminado el entierro, las nueras e hijos destrozaron la casa buscado la dichosa lata. El amigo de Eusebio, se acercó y le preguntó a las nueras: ¿qué ha pasado, estáis haciendo obra?
Ellas respondieron: “Na que er viejo antes de morí enterró una lata con moneas de oro y no nos ha dicho er lugá”.
“Pues dejar de buscar porque yo os la traigo”. Dicen que se tiraron de los pelos. Aún hoy hay quien se ríe en aquel pueblo de las dos nueras egoístas. 

LA   LAPIDA  DE  ALORA
ESTA   HISTORIA    O    LEYENDA   OCURRIO  EN  ALORA

Con motivo de la llegada a Álora de la primera constitución española (1812), conocida como “La Pepa”, el pueblo organizó una serie de actos para celebrar tan importante efeméride.

Al igual que otros pueblos se decidió dedicar una plaza a La Constitución, por lo que se determinó hacer una lápida en piedra; pero como ésta resultaba cara y los dineros eran pocos, se aprobó que la lápida fuera hecha en madera, que era más barata.

La lápida se colocó en la fachada de la Iglesia de Álora.

A la mañana siguiente, los vecinos vieron que la lápida amanecía embadurnada de lodo y con unos letreros injuriosos. El alcalde reunió al cabildo para denunciar ese atentado y condenar al cura párroco, al que ellos hacían responsable de aquel atentado.

Aquel bando municipal donde se criticaba al cura fue muy mal acogido por muchos vecinos. Aquello hizo que la dichosa lápida estuviera un tiempo siendo limpiada por la mañana y pintarrajeada por la noche.

La chufla de las gentes fue en aumento y aquello llegó a un punto tan insostenible que el alcalde decidió trasladar la lápida a una altura mayor, justamente en la mitad de la torre de la iglesia, donde no llegaban las escaleras y menos las manos de los enemigos de la lápida. Tan alta la pusieron que apenas se podía leer su letrero.

Con la derogación de la Constitución, en 1823, el nuevo cabildo decidió que aquella lápida, estaba obsoleta y debían quitarla. Pero estaba tan alta, que después de mucho cavilar, decidieron bajarla a balazos.


EL   ALFARERO  IBRAQHIN


ESTA   HISTORIA  O  LEYENDA   OCURRIO  EN EL PUEBLO  DE ALGATOCIN

Cuenta la leyenda que vivía en el pueblo de Algatocín un alfarero musulmán, el cual un día tras ir a una cantera de arcilla, de la cual se proveía de material para realizar sus vasijas, se encontró, tras remover el terreno, con una calavera con signos claros de pertenecer a una persona que había sido ajusticiada. Él acordándose de los consejos de su padre famoso alfarero de la localidad se llevó a su casa la calavera encontrada. El padre siempre le había dicho que el hueso humano molido y mezclado con arcilla hacía que las vasijas presentaran un brillo en el color muy especial.

Él molió aquella calavera hasta obtener un fino polvo que lo mezcló con la arcilla y se dispuso a realizar una vasija un tanto especial. Cuando ésta fue sacada del horno, pudo comprobar que presentaba un colorido y un brillo extraordinario. Aquella pieza especial fue expuesta para la admiración de todos en el pueblo de Ronda, donde después de ser admirada fue adquirida por una cantidad importante.

La mujer de Ibrahín conminó a su esposo a que buscase más huesos a fin de poder obtener piezas de esa calidad y de paso enriquecerse con las bellas obras de su esposo.

Ibrahín buscó en el mismo lugar que había encontrado al anterior, encontrando tres calaveras más y con cada una de ellas elaboró una pieza diferente, obteniendo el mismo resultado que la primera. Solo una de aquellas vasijas realizadas con todo esmero por el alfarero musulmán, presentaba un aspecto sórdido, feo y desagradable. El alfarero no entendía que había pasado, si él las había trabajado de igual manera. Un viejo del pueblo, al ver a Ibrahím en su tribulación le comentó que aquello había sido obra del destino, que no quería que de una de esas calaveras saliera nada bueno. Le contó que hacía muchos años, cuando él era aún joven, vio como la justicia detenía a cuatro hombres acusándoles de un crimen del que sólo uno era el culpable. Como quiera que nunca se pudo saber quien de los cuatro había sido, el alcaide de la localidad mandó ejecutar a los cuatro, a sabiendas que tres de ellos eran inocentes.

Ibrahín comprendió que la vasija deformada pertenecía a la calavera del hombre culpable. Horrorizado, la cogió y dirigiéndose a la sima más alta del pueblo la despeñó, rompiéndose en mil pedazos. Las otras dos vasijas las colocó en el mejor lugar de su casa y las adornó con frescas flores; también pidió a su mujer que nunca vendiera esas vasijas y que cuando él muriese éstas fueran enterradas con él.

LA  AVERIA  ELECTRICA  DEL  BARCO
ESTA  HISTORIA  O  LEYENDA  LE  OCURRIO   UN  JOVEN  DE  RONDA

Durante bastante tiempo un joven de nuestra querida provincia venía soñando con hacerse a la mar y conocer mundo.
Nadie de los de su entorno comprendía esta afición a la mar que había nacido en un joven que era de tierra adentro, más concretamente de uno de esos pueblos que embellecen a la Serranía de Ronda. Lo más parecido al mar que había visto este joven eran unos cuadros de marinas que habían colgados en la casa del farmacéutico del pueblo y a los que él les dedicaba tiempo de callada y atenta contemplación y observación.
Esto sucedió allá por los años sesenta del siglo pasado y por consiguiente, muchos de los buques que cruzaban nuestros embravecidos océanos no poseían la tecnología ultramoderna de los actuales.
Enterándose el mozo, de que en un buque de pesca necesitaba hombres para ir a faenar al Mar del Norte, acudió sin pensarlo, a encontrarse con el capitán, quién estaba entrevistando a reclutas para aquella travesía.
Fuera del camarote del capitán, se habían concentrado una docena de hombres rudos y curtidos por las salobres acaricias de la mar que esperaban ser admitidos en aquel duro y largo viaje. Nuestro joven muchacho desentonaba de los demás aspirantes, su físico y su cara de papamoscas no hacían presagiar de que éste fuera admitido.
Uno de los marineros le preguntó: ¿y tú a qué vienes?.
El muchacho un poco azorado le contestó:
              - Vengo por si necesitan a un muchacho para lo que sea.
Los marineros se reían haciendo comentarios entre ellos.
              - No sabes donde te vas a meter, la mar es cosa de hombres.
El muchacho estaba bastante asustado; sólo sus anhelos por embarcarse le hacía sobreponerse.
El capitán le pidió que entrara. Nada más verle supo que no era hombre de la mar, por lo que procedió a preguntarle algo que a los demás no les solía preguntar:
             - ¿Qué es lo que quieres?
El muchacho sorprendido por la pregunta le contestó:
             - Yo lo que quiero es embarcarme en este barco para trabajar.
El capitán sabía que el joven no encajaba en su plantilla pero no sabía como negarle el puesto ante la desmedida ilusión que el joven mostraba.
El capitán le habló:
            -     Tienes que saber que aquí solo admitimos a hombres con experiencia y me parece que tú tienes poca costumbre en las faenas de la mar.
El tenaz muchacho en vez de rendirse buscaba otra salida.
             - Algo habrá que yo pueda hacer; por el jornal no se tiene que preocupar, yo lo que quiero es navegar.
El capitán le preguntó:
               - ¿Sabes de pesca?
El joven le contestó que no; el capitán siguió preguntándole e irremediablemente el joven movía la cabeza de un lado a otro en señal de negación.
               - ¿Sabes calafatear; sabes guisar; sabes de máquinas y motores; sabes preparar aparejos...?
El joven viendo que se le acababan las posibilidades de poder acceder a un puesto en la nave decidió mentir con tal de poder pertenecer a aquella cuadrilla de marineros.
Por fin el capitán le preguntó ¿sabes de electricidad?, a lo que el muchacho le respondió de inmediato.
               - ¡Sí, eso sí, yo soy un buen electricista!
El capitán, rendido ante el afán del muchacho, aceptó enrolarlo, más por el imperioso deseo de hacerse a la mar del muchacho que por sus escasas cualidades.
El barco se hizo a la mar y cada uno de los marineros realizaba sus tareas encomendadas de la manera más profesional. A nuestro muchacho le encomendaron la misión de ayudante de cocina, camarero y era un poco el comodín en aquellas tareas en las que él podía aportar un poco de ayuda, es decir, cortar las cabezas del pescado; hacer los enjuagues (mejunje de tripas de pescado que atrae a los peces hacia los sebos), tirar la basura, limpiar vasos, platos y sartenes, limpiar la cubierta etc.
El barco comenzó su singladura; el vaivén del barco en aquella mar tranquila y aterciopelada, era el mínimo; sin embargo al muchacho, que nunca había navegado, aquella mínima inestabilidad le hizo marearse de gran manera.
Durante los primeros cinco días de navegación, no se despegó de la cubierta de estribor. Sus ojos estaban enrojecidos y parecían querer salírseles de las órbitas, su garganta estaba al rojo vivo tras el esfuerzo de tanta vomitona, le dolían los brazos, la cabeza y sobre todo le dolía su maltrecho amor propio. Los marineros que pasaban por donde él estaba en clara postura agónica, se sonreían y le daban ánimos. El capitán le observaba desde lejos sintiendo un poco de pena pero no quería decirle nada para no amargarle aún más su ansiado viaje.
Al cabo de los días, el débil cuerpo del incipiente e inexperto marino parecía estabilizarse, ya daba paseos por cubierta e incluso su estómago, comenzaba a admitir algunos alimentos.
El afán por agradar del muchacho era tal que comenzó a trabajar con ahínco en todo aquello que le mandaban, como queriendo recuperar el tiempo y la confianza que creía haber pedido.
Tras muchas jornadas de navegación, llegaron a un puerto de las islas Feroes. Llevaban varios días pescando y decidieron salir a estirar las piernas a tierra firme. De este modo se aprovisionarían de algunos elementos de los que andaban escasos. Al volver al barco el capitán pudo comprobar que un ramal de las luces de cubierta estaban apagadas. Inmediatamente llamó al muchacho y le mandó que las arreglara, dado que él había dicho que era electricista.
El joven se vio metido en un gran aprieto, dado que él apenas sabía cambiar una bombilla, pero queriendo disimular su incapacidad para arreglar el problema, cogió una caja de herramientas y se metió en el cuarto de máquinas. Allí miraba de lado a lado sin atreverse a tocar nada en aquel otro mar de cables y clavijas. Viendo que él era incapaz de hacer nada para arreglar la avería, se manchó la cara con grasa, para dar la sensación de haberse empleado a fondo en el problema. Al poco rato salió lleno de grasa y se dirigió al pañol de electricidad, más tarde subió a cubierta e hizo como si repasara todas las bombillas; todo esto lo hacía bajo la atenta mirada del capitán y algunos marineros.
El joven bajó a cubierta mostrándose muy contrariado y le dijo al capitán:
               - Mi capitán, a las luces no les pasa nada. Lo que ocurre es que tiene que haber un fallo en el suministro de la Compañía Eléctrica.
Los marineros y el capitán al oírle se dieron cuenta de inmediato de lo poco que este supuesto joven electricista conocía de electricidad y comenzaron a reír de buena gana.
El joven aún no entendía el por qué de aquellas risas. Luego le explicaron que los barcos no están conectados a ninguna compañía de electricidad, por lo que los buques disponen de generadores propios.


LA    MUERTE  Y  LA  BELLA  DAMA

ESTA  HISTORIA  O  LEYENDA  OCURRIO  EN  EL  PUEBLO  MALAGUEÑO  DE   CUTAR
Fue a finales del siglo XV cuando las tropas cristianas al mando de los Reyes Católicos, se encontraban en pleno proceso de invasión de las tierras malagueñas.

Aquellas huestes entraron por las zonas altas del pueblo de Cútar, esperándose encontrar una fuerte resistencia. Pero lejos de eso, se encontraron que los campos estaban vacíos, así como las aldeas y las casas por las que pasaban. Frustrados ante aquella inesperada situación, decidieron entrar en las casas que se encontraban en la parte baja de aquellos montes y saquear todo cuanto encontrasen. Una vez allí vieron con gran enfado de que en su fingida huida los moros se habían llevado todo lo que fuera de valor. Pero ahí no quedó todo, cuando las huestes de sus católicas majestades decidieron marcharse, se encontraron que estaban rodeados por los lugareños y por otras tropas de muslines que habían llegado como refuerzo desde Málaga.

Los cristianos se vieron en una posición muy delicada, es decir ellos estaban en las zonas bajas y sus sitiadores se encontraban en lo más alto, por lo que su defensa era casi imposible.

Tras el primer ataque de los musulmanes, las bajas entre los cristianos se contaban por cientos. Tras acabar con los cristianos, los cuerpos fueron arrojados a unas cañadas que habían en la parte baja de aquella sierra. En la actualidad a ese lugar se le llama la Cuesta de la Matanza. Dicen algunos que aún hoy, cuando se pasa por ese lugar, se escuchan voces de lamentos e incluso algunos aseguran que se aparece una bella joven (la muerte) que seduce a los que se atreven a pasar por ese sitio para que se adentren en tan misterioso lugar.

LA  CASA  DE LAS  SIETES CABEZAS
ESTA  HISTORIA  O  LEYENDA   OCURRIÓ  EN  MÁLAGA





Frente a la santa Iglesia Catedral, en lo que llamamos la Plaza del Obispo, existió una casa que se hizo muy famosa, allá por el siglo XVII, más concretamente en el año 1639. Aquella casa pertenecía a Dña. Sancha de Lara Ugarte y Barrientos, mujer que como podrán comprobar no se andaba con chiquitas.
Con el fin de recaudar fondos para el hospital de Santa Catalina de nuestra ciudad, se representaba una obra teatral en un teatro que había en lo que hoy conocemos como calle de la Bolsa.
Como actores para aquella función estaba los legendarios Luisa Robles y Francisco Correa.
En aquella función estaba invitado de forma muy especial el alcaide de nuestra ciudad Don Pedro de Olavarría y su guapa, joven y casquivana esposa.
Era don Pedro de Olavarria persona seria y poco querido por los malagueños; a su esposa se le conocían varias aventuras con hombres de nuestra ciudad. Su última aventura era la que mantenía en secreto con el sobrino de Dña. Sancha de Lara, Don Alvaro Torres, joven alocado, derrochador y algo pendenciero.
Cuando el edil y su esposa entraron al teatro, la función ya había comenzado, por lo que se hubo de interrumpir para que el público saludara y reverenciara al mandatario local. Todos saludaron al alcalde, incluso los actores, ya que aquel saludo se consideraba como un saludo al Rey a través de la persona del alcaide.
Solo una persona no saludó a Don Pedro de Olavarría, este era el joven sobrino de Dña. Sancha de Lara.
Todos se percataron del desaire que hizo el sobrino y éste para cargar más las tintas les volvió airadamente la espalda. El alcalde dando un grito ordenó a los golillas que apresaran a aquél insolente y le llevaran a la cárcel.
El sobrino de Dña. Sancha sacó la espada y tras batirse con los golillas saltó al escenario continuando su particular cruzada. Allí sobre el escenario profirió ofensas hacia el alcaide y su esposa. Finalmente tras brava batalla el joven fue reducido dejando heridos a varios de los golillas.
El alcalde, hombre afamado por su crueldad y alentado por su casquivana esposa, celebró aquella noche un juicio sumarísimo en el que se condenaba a morir en la horca a Don Alvaro Torres.
Dña. Sancha alertada por los graves acontecimientos, pidió al alcaide clemencia, pero al ver que el salvar la vida de su sobrino era del todo inútil, le pidió que al menos recibiera los auxilios de un sacerdotes y que tomara la comunión. Pero el alcaide se negó a cualquier concesión.
Por la mañana, de una reja de la cárcel de la ciudad, que entonces estaba en la plaza de la Constitución en el conocido Pasaje de Heredia, pendía el cuerpo sin vida del joven. Nadie se atrevió a decir nada, todos temían al duro y bárbaro alcaide. Por la mañana, Dña. Sancha enjaezó los caballos y se dirigió a Madrid para ver al rey Felipe IV. Allí fue recibida por Don Ludovico Acebo, mayordomo del Conde Duque de Olivares quien le asesoró de que primero tenía que entrevistarse con su señor. Por la mañana fue recibida por Don Gaspar Guzmán Pimentel y Rivera de Velázquez y Tobar quién tras escucharla la condujo ante el Rey.
El rey conmovido le dijo: Señora, si el alcalde ha abusado de los atributos que yo en su día le diere, tendrá castigo en la justa medida a su crimen.
El rey mandó a jueces en secreto para que investigaran el caso y tras comprobar éstos la autenticidad de las palabras del Dña. Sancha, se lo hicieron saber al rey. La justicia intervino rápida, pocos días más tardes se montó un patíbulo en la Plaza de la Constitución, antes Plaza de las Cuatro Calles y allí ejecutaron a las seis personas que habían intervenido en la muerte del joven sobrino, solo la esposa del Alcaide se libró, dado que huyó y nunca se supo de ella.
Bajo el patíbulo se escribió una frase que decía: “ Esta es la justicia del rey, quien tal hace, así lo paga “.
Dña. Sancha mandó esculpir en piedra la cabeza de su sobrino y la de los seis ejecutados, luego las mandó poner en el soportal de su casa. Por eso a esta casa donde años después se construyera el hotel Cataluña se le dio en llamar “la casa de las siete cabezas”.

LA  MAESTRA  DE EL  BORGE


ESTA   HISTORIA  O  LEYENDA  OCURRIÓ EN  EL  PUEBLO  DE EL  BORGE.

Eran muchas dificultades las que aquella maestra rural venía padeciendo desde hacía veinte años. Ella limpiaba, daba clase, incluso proveía a sus alumnos de material; y todo eso sin apenas cobrar un sueldo que se pudiera calificar de digno o decente.
Le dijeron que sus cuitas se iban a acabar, dado que aquella villa iba a ser visitada por el ministro de educación, a su paso por la provincia y que a él le podría pedir lo que más necesitase. Lo que no significaba, lógicamente, que sus peticiones fueran a ser atendidas.
Así fue. El ministro llegó al pueblo con toda pompa y solemnidad, como estaba previsto, y tras visitar otros lugares de interés, como la Casa Consistorial, la iglesia, la botica y el bar del Chato, se paró en la pobre pero pulcra escuela para intercambiar impresiones con la vieja maestra. “¿En qué le podría yo ayudar?”, preguntó el plenipotenciario, más por cortesía que inducido por su buena disposición y ella que no era tonta y ya tenía pensado la respuesta, le contestó: “Sr. Ministro, llevo veinte años sin poder gozar de vacaciones, por lo que le quedaría muy agradecida si me mandara una “prostituta”. El ministro y todos los que allí estaban congregados pensaron que la maestra se había equivocado de palabra y había metido la pata. Aunque todos se miraron, nadie dijo nada, porque todos sabían que lo que ésta buena señora estaba pidiendo no era una prostituta, sino una “sustituta”.
Una vez que el ministro se hubo marchado, el alcalde le recriminó a la maestra a la que trataba de usted por haber sido antiguo alumno de ella: “Parece mentira que una persona tan ilustrá como es usté, se jaya esquivocao y jaya confundio sustituta por prostituta”.
La vieja y sabia maestra, le sonrió y le dijo:
Sí, sí, eso es lo que tú te crees, yo sé muy bien lo que he dicho. Si le hubiese pedido una sustituta, cuando llegara a la capital, ya se habría olvidado de mí, del pueblo y de mis exigencias, pero verás como no se le olvida lo de la prostituta y estudia mis peticiones.
El ministro tras contar el supuesto gazapo de la maestra y de reírse a su costa cursó finalmente la solicitud.
El alcalde estaba sorprendido ante las locas ideas de la maestra y hubo de darle la razón, sobre todo cuando meses más tarde, destinaron a una maestra suplente para que ayudara a la aguda maestra.
LA   NEVERA  DE ARCHEZ


ESTA   HISTORIA  Y  LEYENDA  DEBIÓ  DE OCURRIR  EN  EL  PUEBLO DE ARCHEZ.

Allá por el siglo XII, un cristiano llamado Alfonso de Valdeflores mantenía relaciones con el cadi de la villa. Solían verse concierta frecuencia en la casa del muslin donde comían y bebían a placer. El caballero cristiano se maravillaba al ver los manjares.

Quizás lo que más le llamaba la atención al de Valdeflores era la frescura que presentaban los vinos y los manjares que se presentaban en la mesa.

Aquel castellano le pidió a su amigo musulmán que le descubriera el secreto de la frescura de las frutas y el vino. El muslin le pidió que le siguiera a la cocina, allí levantó una trampilla que daba acceso a lo que hoy podríamos llamar una original nevera. Bajo esa trampilla un abundante chorro de agua fría caían sobre unas cestillas con frutas y botellas de vino lo que les proporcionaba aquel frescor natural y tan agradable.



LA   PRINCESA  DE CASARES
ESTA   HISTORIA  O LEYENDA  OCURRIÓ  EN  EL  PUEBLO  DE CASARES.

En la época musulmana existía un palacio en los alrededores de Alechipe, el antiguo Lacipo Romano y origen del actual Casares. En este palacio había una fuente, que aún perdura, y que llamaban la del Jatafe.

Aquellas aguas de la fuente regaban el jardín de aquel palacio y muchos se preguntaban de donde provenían aquellas aguas.

Según la leyenda, aquella fuente y sus canalizaciones fue construida por un hombre que estaba enamorado de la princesa que habitaba aquel palacio y a la que pidió en matrimonio. Aquella princesa, a la que después se le conoció como la princesa de las flores, solo le pidió a su enamorado, que vivía al otro lado de la sierra (en el Puerto de las Viñas y en pleno Valle del Genal, bañado por las cristalinas aguas del río del mismo nombre), que como condición para casarse con ella, debía hacer que las aguas del Genal regaran su jardín.

Aunque aquello suponía un gran reto, el enamorado no se arredró. Aquel hombre se dispuso a unir y desunir los atanores, buscando bajadas y terrenos propicios...; pasando por el puerto de Ronda logró llevar aquellas aguas hasta el jardín de su amada.

Como es natural existen algunos escépticos que rechazan la veracidad de esta leyenda. Pero existen restos de una conducción muy antigua que nos hacen creer que aquella antigua leyenda pudo ser una historia verdadera.
ROMERIA  DE LA VIRGEN  DEL  CARMEN  EN  YUNQUERA


ESTA   HISTORIA  O  LEYENDA  OCURRIÓ  EN  YUNQUERA.



Cuando hablamos de las localidades que tienen por advocación a la Virgen del Carmen, siempre la relacionamos con poblaciones costeras y vinculadas con el mar; de hecho, la Virgen del Carmen es la Virgen más marinera de todas, Patrona de las tres marinas (marina mercante, de guerra y pesquera). Por esa razón a muchos les extraña que un pueblo tan apartado de las salobres aguas del mar, tenga a la Virgen del Carmen como principal advocación.

El porqué lo marca la historia de un vecino de la localidad, quien en el siglo XVIII hubo de emigrar a América. Años más tarde, este yunquerano había hecho fortuna y con la bolsa repleta decidió volver a su patria chica.

Como es natural, la travesía la hubo de realizar en barco; pero aquella vuelta fue bastante accidentada, dado que el mar se encrespó y apunto estuvieron de hundirse y perecer ahogados. En uno de los momentos más álgidos y peligroso, aquel yunquerano se encomendó a la Virgen del Mar, la Virgen del Carmen, para que le protegiera. En medio de su angustia lanzó una promesa. Se comprometió a erigir una ermita a la Virgen del Carmen en su pueblo si salían bien de aquel trance.

Como lo prometió, lo hizo. Poco tiempo después aquella ermita se constituyó en un punto de partida para todos los que se tenían que trasladar fuera de su pueblo, especialmente por trabajo u otros menesteres. Tanto llegó a enraizarse esta advocación a la localidad que en la actualidad incluso se celebra una emocionante romería a la que acuden yunqueranos desplazados por todo el mundo.

 LA  VISION  DEL  REY  FERNANDO EL  CATOLICO
ESTA   HISTORIA  O  LEYENDA  OCURRIO  EN  MALAGA
Entre el mes de mayo y el mes de agosto de 1487 el rey Fernando II mantuvo a Málaga cercada por un férreo cordón hasta su caída el día 18 de Agosto de 1487.
Fernando el Católico mandó montar su campamento en los terrenos conocidos como la Huerta del Acíbar.
Desde Flandes, el rey Cesar Maximiliano, rey de romanos, archiduque de Austria e hijo del emperador Federico III, mandó dos naves cargadas de generosos pertrechos de guerra para la campaña contra los moros.
Además de estos útiles de guerra mandó igualmente, campanas para las nuevas iglesias que sus CC.MM. iban fundando e imágenes para la devoción popular.
Se sabe que la reina Isabel la Católica, tenía en su campamento (que estaba instalado en lo que conocemos como el barrio del Perchel), una imagen de la Virgen de los Reyes; y el rey Fernando tenía la Virgen del Niño.
Hartos de una contienda y un asedio que parecía no tener fin, una noche el rey Fernando tuvo un sueño. Soñó que la Virgen le hacía una profecía y le ofreció el símbolo de la victoria, unas palmas de oro. La Virgen tenía en sus brazos al niño y a sus pies a un viejo franciscano que rezaba.
Fernando quedó pensativo y a las pocas horas de este suceso, llegaron hasta su campamento doce franciscanos, eran enviados por Francisco de Paula, venerable anciano y muy respetado en la corte del rey Luis XI de Francia y que le solicitaban permiso para fundar en España la orden de los Frailes Mínimos. Además eran portadores de una carta que le pedía al rey que no levantara la plaza ya que en unos días la plaza sería rendida.
Tras la caída de Málaga, en aquellos terrenos de la Huerta de Acíbar se montó un capilla provisional para que los malagueños pudieran rezar y venerar a aquella bonita imagen de la Virgen y el Niño que durante toda la contienda había estado en aquel lugar cuidando de ellos.
Como quiera que se cumplió la profecía, el rey autorizó a los franciscanos de San Francisco de Paula a que fundasen sus conventos. Pero el rey puso una condición que los frailes no esperaban: que el primer convento de la orden que se fundara en España, se erigiera en Málaga y que el título de la misma debía ser el de la Victoria, por haber sido ella la que dio la victoria a los cristianos frente a los moros y que esta Virgen sería la patrona de nuestra ciudad.
En el año 1492, los Frailes Mínimos que habían estado siempre al lado de sus MM. los RR. CC., levantaron el Santuario a la Virgen que les había dado la victoria, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Victoria.

LAS   ROSQUILLAS  DE NAVIDAD
ESTA  HISTORIA  O  LEYENDA  OCURRIÓ
  EN EL  PUEBLO    DE  TOLOX


En tiempos de la reconquista cristiana, las tropas de sus católicas majestades, tras asediar una población, instaban a los ciudadanos moriscos de los pueblos malagueños a que se entregaran. De este modo les serían respetadas sus vidas y podrían seguir viviendo en el municipio. El pueblo malagueños de Tolox no fue la excepción, los cristianos permitieron a los moriscos establecerse en la parte baja del pueblo mientras los cristianos ocupaban la zona alta.
Los cristianos respetaban la práctica de la religión musulmana por parte de los moriscos y se estableció con el tiempo una sutil y cordial convivencia. Al transcurso del tiempo se produjeron diferentes conatos de levantamientos subversivos por parte de los moriscos en diferentes pueblos de Málaga a causa de las diferentes pragmáticas reales. En las Navidades del año 1539, un enfrentamiento provocado por unas mujeres cristiana y morisca, la hija del alcaide moro y la criada del cura  acudieron al hornero del pueblo con la pretensión de ser cada una de ellas la primera en hornear sus rosquillas en aquel horno del pueblo. El hornero dio preferencia a la criada del cura y esto hizo de que se encresparan más los ánimos,  ya de por si alterados, de los moriscos. Los moriscos decidieron dar un escarmiento a los cristianos y planearon entrar en la iglesia y atacar  a los cristianos cuando estos estuvieran celebrando la Misa del Gallo. Cuando llegaron a la iglesia se la encontraron cerrada y los cristianos que se habían emboscados les atacaron pero fueron repelidos por los moriscos, quienes les hicieron replegarse al próximo pueblo de Alozaina. Los moriscos incendiaron la iglesia y se hicieron dueños de Tolox. Poco después, cuando el levantamiento morisco fue todo un hecho, llegaron las tropas cristianas al mando de Don Arevalo de Suazo, quien arremetió contra los moriscos, aniquilando a casi todos. Los que consiguieron huir, en su huida degollaron a todo cristiano que se puso delante de ellos.
Tal fue en número de bajas que este pueblo se quedó sin apenas habitantes, por lo que el rey Felipe II ordenó en el año 1571 que el pueblo fuera repoblado con gentes de Galicia, Sevilla y Córdoba.


LA   SOPA CAHORREÑAS
ESTA  HISTORIA  O LEYENDA  OCURRIO EN  SAYALONGA

De casi todos es conocida esa receta culinaria que llamamos Sopas Cachorreñas. Estas sopas han caído en desuso y ya sólo nos queda a algunos el recuerdo de tan suculeno preparado culinario.

Lo que muchos desconocen es su modesto origen. Fue en tiempos de la “Jaña” o filoxera cuando dio en aparecer este plato. En aquellas tierras de la Axarquía malagueña, antes florecientes por sus ricos cultivos de la vid y poco después arruinadas por la aparición de tan devastadora plaga, las gentes que vivían principalmente de sus cultivos de uva.

Una de estas familias de Sayalonga, hubo de agudizar el ingenio para poder poner en la mesa algo más que pan duro y algo de aceite. De los naranjos silvestres que exornan nuestras calles, recolectaron algunas naranjas agrias y con ellas prepararon un excelente guiso, las que posteriormente serían bautizadas como Sopas Cachorreñas. Estas sopas tenían como ingredientes principales: Naranjas agrias, pan duro, aceite, sal, ajos y agua, una sopa para pobres pero con un resultado sorprendente. Pronto, estas sopas fueron conocidas en toda la Axarquía, siendo adoptada en casi todas las cocinas malagueñas.

Quiso el destino que esta familia mejorase de fortuna, por lo que desde ahora, cuando comían las celebres sopas Cachorreñas lo hacían por puro placer.

Uno de sus miembros hubo de desplazarse a Barcelona por asuntos de negocios y estando allí se dirigió a un restaurante de alto nivel, que él creyó apropiado para su nueva situación. Tras leer detenidamente la carta del menú observó un plato que le llamó la atención, por lo que se lo pidió al camarero. El plato en cuestión era algo que ellos denominaban “Soup of savage orange”.

Ni que decir tiene, que detrás de aquel rebuscado nombre solo se escondía una humilde sopa Cachorreña. Aquel hombre no podía dar crédito a lo que estaba viendo, tras unos momentos de permanecer pasmado, exclamó algo que todos pudieron oir “ ¡ay, que a ti te conozco yo!”.
LA  SUERTE  VIEJA 
ESTA  HISTORIA  OCURRIO  EN  EL  PUEBLO  DE COMELNAR

En el siglo XVI se fundó el señorío del Duque de Arco, en El Colmenar. Las tierras de este señorío se adjudicaban a los campesinos por sorteo o “suertes”, para que ellos, a cambio de un tributo a sus dueños, pudieran labrarlos y ganarse honradamente la vida.

En el siglo XVIII, aquel método de “suertes” varió y el duque subastaba las tierras al mejor postor, con lo que solo los más adinerados podían acceder al usufructo de estas tierras colmenareñas.

Los vecinos estaban indignados y decidieron actuar. Un día del mes de Junio de 1777, el alcalde de la localidad, don José Corpas, convocó a 108 vecinos a golpe de campana. Después de exponer la situación, decidieron pleitear contra el duque de Arco, a fin de conseguir aquellas tierras para las gentes del Colmenar. Ellos esgrimían una curiosa reivindicación. Ellos alegaban que si estas tierras habían dejado de pertenecer al pueblo en beneficio de aquel señorío, debido a la situación económica a la que llegó el reino tras la guerra con Flandes, ahora a ellos se les debería dar la oportunidad de recuperarlas, tras indemnizar al duque de Arco.

Para conseguir tal fin el alcalde se marchó a Madrid dónde habría de pleitear. A su marcha, este alcalde prometió que no saldría de Madrid hasta que no hubiera conseguido el empeño de los colmenareños. Después de ocho meses en Madrid y muchos pleitos, gracias a la tenacidad de este alcalde, el pueblo del Colmenar consiguió recuperar aquellas tierras.

El recibimiento a aquel alcalde fue espectacular, como no podía ser menos. Aún en El Colmenar existe una calle que recuerda aquella situación, la calle “Suertes Viejas”.


TREINTAS  CAMPANADAS  A LAS  DOCES
ESTA   HISTORIA  O LEYENDA  OCURRIO  EN  COMARES



Algunos creyeron, un día de noviembre de 1986, que las campanas de la iglesia de Comares se había vuelto locas, ya que en vez de tocar las doce campanadas del medio día, estas comenzaron a repicar hasta treinta veces.

La explicación tiene mucho que ver con el tesón de tres hombres de la localidad, D. Manuel Robles Robles (Alcalde de la Villa), D. Rafael Gómez Marín (Antiguo párroco) y D. Victoriano Díaz (párroco actual de Comares).

Después de las capitulaciones, en 1500, Comares dio ejemplo de convivencia entre sus gentes, a pesar de ser de culturas y religiones diferentes.

Treinta familias musulmanas llegaron a bautizarse y abrazar la religión cristiana. Aquella ceremonia del bautismo se celebró en una calle de Comares que en la actualidad se llama C/ del Perdón. Como quiera que aquella efeméride se estaba perdiendo, estos tres hombres idearon esta manera, hacer sonar treinta veces las campanas de la iglesia, a fin de recordar aquel curioso momento.




LOS  DULCES  DE MARIA   MANIN
ESTA      HISTORIA  O  LEYENDA  OCURRIO  EN  MALAGA
Debido a la gran producción de almendras, pasas etc., Málaga tiene una gran tradición dulcera.
En el siglo XIX el obrador más popular en Málaga fue el regentado por María Manin y que estaba situado en la calle Granada. A esta exquisita confitera le sucedió su hija María García y posteriormente Dña. Elisa Moreno. Este obrador tuvo como principal cliente la Casa Real y no era para menos, los exquisitos borrachuelos, roscos, etc. eran elaborados con una selección de los mejores productos de la comarca malagueña.
La tienda solo se abría dos meses al año y el público malagueño se agolpaban a sus puertas, haciéndose necesario la intervención de la policía local que controlaba que nadie se colara. La cantidad de estos exquisitos manjares que cada cliente podía comprar se estableció en medio kilo, para que todos pudieran degustar sus sabores.

LOS   FANTASMAS  DEL  VALLE DE ABDALAJI

ESTA   HISTORIA  O  LEYENDA  OCURRIÓ  EN  EL  PUEBLO  DEL  VALLE DE ABDALAJID.


 Los jóvenes del Valle de Abdalajis se las ingeniaban, como los jóvenes de otros pueblos, para retozar con las muchachas, lejos de las indiscretas miradas de las gentes del pueblo. Solían encontrarse con sus correspondientes parejas en una zona apartada de los alrededores del pueblo.

Parece ser que a uno de aquellos jóvenes se le ocurrió, para alejar de allí a los curiosos o mirones, vestirse con una sábana y, portando una vela encendida, se paseó por encima de una peña. Los vecinos del pueblo presenciaron desde la distancia aquella aparición espectral, a la que ellos denominaban “Un pantacma” deformación del vocablo fantasma.

Se corrió la voz entre los jóvenes y pronto eran varios los fantasmas que podían ver, cada noche en la zona, muchos asustados vecinos. Pronto surgieron mil historias de aparecidos y de almas en pena que venían a vengarse por uno u otro motivo.

El alcalde, harto de esta situación, optó por nombrar a uno de los vecinos, llamado Paco Real, y que a todos causaba respeto, como alguacil nocturno, con en mandato de acabar con aquella situación. Una noche, este señor se dirigió al lugar donde según le habían dicho se aparecían los fantasmas o “pantacmas” y al poco de estar allí se le presentó uno de ellos, emitiendo sonidos aterradores.

Paco Real tenía muy claro a lo que él iba allí y nada más tenerlo delante se le encaró y le dijo: “Mira pantacma, te doy cuarenta y ocho horas de plazo pa que te güervas a acostá”.

Lo dijo tan seguro de sí mismo y con tantas energías, que aquellos supuestos fantasmas se asustaron y no volvieron a aparecer jamás.




LOS   FLAMENCOS  DE FUENTE  DE PIEDRA
ESTA   HISTORIA  O  LEYENDA  OCURRIÓ  EN  FUENTE  DE PIEDRA

Son varias lagunas las que existen en las llanuras de Antequera pero, sin duda la más importante es la que se encuentra en la localidad de Fuente de Piedra, un humedal que tiene la particularidad de poseer aguas salinas.

Esta laguna es especialmente famosa por ser lugar de anidamientos de millares de flamencos cada año, un ave que son los únicos visitantes de esta zona húmeda, que se ha convertido en una de las más importante de España, sino que además la suelen visitar grandes bandadas de patos y grullas.

Muchos se preguntan el origen del nombre de tal singular ave.  El nombre le viene por el color rojo que tienen estas aves bajo las alas y pecho. Éstas, al levantar el vuelo, lo hacían en grandes bandadas y estos miles de flamencos hacían que el cielo se tornara rojo; de ahí que los antiguos romanos le dieran el nombre de flamenco, flama, por la capacidad de hacer que el cielo se volviera flamígero.

Estos romanos tenían como costumbre culinaria, servir estas grandes aves asadas en los grandes banquetes de gentes principales. Su carne era muy apreciada pero en la actualidad, gracias a Dios, esta carne no se utiliza en la cocina tradicional.

LOS  MANDAITO  DE BENALAURIA


ESTA   HISTORIA  O LEYENDA  OCURRIO EN  EL  PUEBLO  DE BENALAURIA.




Dentro de los actos que en cada pueblo se celebran en Semana Santa, nos encontramos con algunos tan singulares como el que se celebra en el pueblo serrano de Benalauría.

Todos los benalaurences madrugan la mañana del Sábado Santo y de cada casa salen las familias enteras, aunque nada más salir a la calle cada uno tome una dirección diferente.

Allí se procesionan tres tronos: el de San Juan Bautista, el de Cristo (al que ellos llaman el del Padre Jesús) y el de la Virgen María. Cada uno de esos tronos llevan unos penitentes determinados. Al de San Juan, le preceden todos los niños y jóvenes del pueblo; al de la Virgen, todas las mujeres; y al del Padre Jesús, todos los hombres.

Cada uno de ellos salen de una calle para confluir en una encrucijada de calles. San Juan se acerca al del Padre Jesús y simulan que hablan entre ellos, Jesús le manda a San Juan que vea a su Madre (de ahí lo de los Mandaitos). Los tres tronos se saludan y tras escuchar una saeta, todos salen en procesión hasta el final de recorrido.

LOS  MELOCOTONES  DE  PERIANA

ESTA   HISTORIA  O  LEYENDA  OCURRIO   EN  PERIANA





Cuentan que fue un vecino de Periana, allá por el año 1850, quien a su regreso de Argentina, introdujo accidentalmente el melocotón en la localidad.

Este señor, conocido en Periana con el sobrenombre de “El Rojo”, se trasladó a Argentina, a fin de visitar a su hermano, emigrado desde hacía años en aquel país hispano americano. Fue en este país cuando “El Rojo” conoció los duraznos y tras comprobar el exquisito sabor de éstos, se guardó un hueso para mostrárselo a sus conciudadanos de la Axarquía malagueña.

Quiso el destino que aquel hueso fuera plantado en los campos de Periana y poco después éste dio su rico fruto. La dulzura y la suavidad de aquel melocotón hizo que la localidad de Periana fuera conocida en toda España.

En la actualidad se celebra cada año el día de “La Corría”, una fiesta que nada tiene que ver con los toros y sí con la venta de melocotones. En la actualidad se exportan cada año, más de cuatro millones de kilos de melocotones.