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24 de enero de 2014

HISTORIA DE LA " DIVINA PASTORA":












PERTENECIENTE AL BARRIO DE CAPUCHINOS Y símbolo del malagueñismo es " NUESTRA DIVINA PASTORA" , también conocida como Divina Pastora de las Almas, Madre Divina Pastora o Madre del Buen Pastor) es una advocación mariana que representa a la Bienaventurada Virgen María como la pastora celestial.Los orígenes de esta devoción están poco documentados hasta el siglo sviii , aunque se tiene una ligera referencia en el siglo x , estas referencias ven a la Virgen María como pastora en la vida y escritos de Juan el Geómetra (siglo X), San Juan de Dios, San Pedro de Alcántara, la venerable María Jesús de Ágreda, y Santa María de las Cinco Llagas.
Sin embargo, la labor de darla a conocer fue concebida en Sevilla en el año 1703 en la mente de un sacerdote capuchino de gran devoción mariana conocido como fray Isidoro de Sevilla. Este capuchino le encargó un lienzo con tal representación al artista Alonso Miguel de Tovar de la Escuela pictórica sevillana y escribió La Pastora Coronada (Sevilla, 1705) en la que expuso su idea predicable de la Virgen en traje de pastora.
El 8 de septiembre de 1703, durante la fiesta de La Natividad de la Virgen, se realiza la primera procesión en que es mostrado el lienzo a la feligresía. Posteriormente, Francisco Ruiz Gijón, esculpió la primera imagen tamaño natural de la Divina Pastora. Esta imagen es llevada en su primera procesión en octubre de 1705, con gran solemnidad, hasta la iglesia parroquial de Santa Marina, que para el momento constituía la novena sede de la Primitiva Hermandad del Rebaño de María.

La devoción a la Divina Pastora de las Almas llega a Málaga a los pocos años de su eclosión en Sevilla. La imagen, atribuida por diversos estudios al imaginero José Montes de Oca, data de los años treinta del siglo XVIII, por lo que fue esculpida al calor de la incipiente costumbre de representar a la Madre de Dios como Pastora de las Almas. Una crónica de 1791 recogida por el ilustre malagueño Narciso Díaz de Escovar en su publicación periódica Efemérides malagueñas afirma que
l 4 de mayo de 1791 se celebraron en el barrio de Capuchinos grandes fiestas en honor de la Divina Pastora”. Díaz Escovar señala que los frailes capuchinos, cuya presencia en la ciudad está documentada desde comienzos del siglo XVII, “dedicaban notables funciones religiosas a la Divina Pastora, especialmente al llegar la época de su novena.
Se creó la Hermandad y a ella pertenecían los vecinos más distinguidos y piadosos del barrio, que pagaban una pequeña cuota, prosigue la nota de Díaz de Escovar, lo que indica que la Hermandad, que posteriormente pasó a denominarse Congregación de la Divina Pastora de las Almas, ya existía como tal a finales del siglo XVIII. La expulsión de los frailes capuchinos a mediados del siglo XIX, con la desamortización, no mermó el culto a la Virgen y, a mediados de esa centuria, se relanzó su Hermandad y la organización de la novena. En 1865, un sacerdote conocido como el padre Félix organizó coros que cantaban en las misas las coplas dedicadas a la Pastora.

El cardenal beato Marcelo Spínola y Maestre fue un gran impulsor de la devoción pastoreña durante su etapa de obispo de Málaga, a finales del siglo XIX. En el año 1906 se aprobaron nuevos estatutos para la Congregación de la Divina Pastora de las Almas de Málaga. Además, perduran documentos sobre la novena en ese año y anteriores. En 1920, llegó a predicarla el padre Tiburcio Arnaiz. Durante la República hubo un intento por parte de la milicia de demoler la iglesia pero, según las crónicas, los republicanos del barrio de Capuchinos se opusieron porque dentro estaba su Patrona.

En 1930, los cultos cambian de fecha y se celebran en junio en vez del mes de mayo. Durante la Guerra Civil Española se interrumpen las manifestaciones religiosas en honor de la Pastora malagueña, pero se conserva su talla, al instalarse junto al templo un hospital militar. La Tercera orden de San Francisco retomó de forma modesta el culto a la Divina Pastora de las Almas hasta que la Congregación fue reorganizada en el año 1948, de la mano de don José Claros López, que fue nombrado Hermano Mayor Perpetuo.