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10 de agosto de 2014

HISTORIA DE VINO EN LA " MALAGA DEL XIX Y XX" :



Foto: HISTORIA DE VINO EN LA " MALAGA DEL XIX Y XX" :

Malaga ,ciudad de luz y esplendor , visitada por miles de turista que maravillados con nuestro clima , nos visitan y quedan encantado con sus gentes y su alegría , tuvo en el pasado una gran historia , relacionada con el vino .Esta historia se debió al aporte de muchos personajes ,algunos extranjeros.
La historia vinícola malagueña del siglo XX arranca algunas décadas antes de que finalizase la centuria pasada. Había sido en torno a los años sesenta cuando se quebró definitivamente el marco productivo que había funcionado -con resultados irregulares, pero en cualquier caso destacables- desde finales del siglo XVIII.
En ese período, la burguesía vinatera malagueña, conformada fundamentalmente por extranjeros y también por miembros de la oligarquía local como los Heredia, sancionó su dominio sobre el medio agrario, estrechando los lazos que unían viticultura y vinicultura. Especializada la Axarquía en la elaboración pasera, fue en los Montes donde se concentraron las cepas de Pero Ximen y, con ellas, la primera actividad transformadora de uva en mosto antes de trasladar el caldo fermentado a Málaga. Fue una fase de la producción que siguió realizándose "in situ" durante buena parte del siglo XIX, y de la que todavía se conservan algunos de los lagares donde era pisada la uva.
Sin embargo, la vinculación comenzó a romperse cuando a mediados del siglo XIX llegaron los primeros problemas. La plaga de oidio, los cambios en los gustos de los consumidores -que afectaron especialmente a los vinos dulces de sobremesa-, las adulteraciones en origen y en destino -entre estas últimas, sobre todo, las imitaciones realizadas por franceses e ingleses- y el incremento de las tarifas arancelarias en los paises importadores, contribuyeron a que el negocio vinícola, que hasta entonces se había beneficiado de precios en alza, comenzase a tambalearse.
En esas circunstancias, la aparición de la filoxera (en 1878) dio el golpe definitivo a una actividad que, en los términos organizativos en los que estaba planteada, era a esas alturas poco menos que ruinosa.
Las grandes empresas vinateras de la ciudad encontraron pronto, sin embargo, la alternativa. Desde mediados de los años sesenta contaban con el ferrocarril, que podía proporcionarles la uva adecuada al vino que pensaban elaborar. Fue el arranque del divorcio viticultura/vinicultura: tras la filoxera, apenas se interesaron por reconstruir los viñedos; al contrario, invirtieron en la compra de viñedos en La Mancha y la campiña de Córdoba. Se interesaron entonces por devolver el prestigio a los vinos malagueños, que ya comenzaban a elaborar con las nuevas técnicas de vinificación. Las principales bodegas, donde se llevaba a cabo todo el proceso productivo, se levantaron entonces: López Hermanos, Jiménez Lamothe, Pedro Morales, Luis Rein, Scholtz, Bevan y un largo etcétera. Fue también en aquella coyuntura cuando estas empresas iniciaron la elaboración de brandies y anisados.
HISTORIA DE VINO EN LA " MALAGA DEL XIX Y XX" : Malaga ,ciudad de luz y esplendor , visitada por miles de turista que maravillados con nuestro clima , nos visitan y quedan encantado con sus gentes y su alegría , tuvo en el pasado una gran historia , relacionada con el vino .Esta historia se debió al aporte de muchos personajes ,algunos extranjeros. La historia vinícola malagueña del siglo XX arranca algunas décadas antes de que finalizase la centuria pasada. Había sido en torno a los años sesenta cuando se quebró definitivamente el marco productivo que había funcionado -con resultados irregulares, pero en cualquier caso destacables- desde finales del siglo XVIII. En ese período, la burguesía vinatera malagueña, conformada fundamentalmente por extranjeros y también por miembros de la oligarquía local como los Heredia, sancionó su dominio sobre el medio agrario, estrechando los lazos que unían viticultura y vinicultura. Especializada la Axarquía en la elaboración pasera, fue en los Montes donde se concentraron las cepas de Pero Ximen y, con ellas, la primera actividad transformadora de uva en mosto antes de trasladar el caldo fermentado a Málaga. Fue una fase de la producción que siguió realizándose "in situ" durante buena parte del siglo XIX, y de la que todavía se conservan algunos de los lagares donde era pisada la uva. Sin embargo, la vinculación comenzó a romperse cuando a mediados del siglo XIX llegaron los primeros problemas. La plaga de oidio, los cambios en los gustos de los consumidores -que afectaron especialmente a los vinos dulces de sobremesa-, las adulteraciones en origen y en destino -entre estas últimas, sobre todo, las imitaciones realizadas por franceses e ingleses- y el incremento de las tarifas arancelarias en los paises importadores, contribuyeron a que el negocio vinícola, que hasta entonces se había beneficiado de precios en alza, comenzase a tambalearse. En esas circunstancias, la aparición de la filoxera (en 1878) dio el golpe definitivo a una actividad que, en los términos organizativos en los que estaba planteada, era a esas alturas poco menos que ruinosa. Las grandes empresas vinateras de la ciudad encontraron pronto, sin embargo, la alternativa. Desde mediados de los años sesenta contaban con el ferrocarril, que podía proporcionarles la uva adecuada al vino que pensaban elaborar. Fue el arranque del divorcio viticultura/vinicultura: tras la filoxera, apenas se interesaron por reconstruir los viñedos; al contrario, invirtieron en la compra de viñedos en La Mancha y la campiña de Córdoba. Se interesaron entonces por devolver el prestigio a los vinos malagueños, que ya comenzaban a elaborar con las nuevas técnicas de vinificación. Las principales bodegas, donde se llevaba a cabo todo el proceso productivo, se levantaron entonces: López Hermanos, Jiménez Lamothe, Pedro Morales, Luis Rein, Scholtz, Bevan y un largo etcétera. Fue también en aquella coyuntura cuando estas empresas iniciaron la elaboración de brandies y anisados.
Malaga ,ciudad de luz y esplendor , visitada por miles de turista que maravillados con nuestro clima , nos visitan y quedan encantado con sus gentes y su alegría , tuvo en el pasado una gran historia , relacionada con el vino .Esta historia se debió al aporte de muchos personajes ,algunos extranjeros.
La historia vinícola malagueña del siglo XX arranca algunas décadas antes de que finalizase la centuria pasada. Había sido en torno a los años sesenta cuando se quebró definitivamente el marco productivo que había funcionado -con resultados irregulares, pero en cualquier caso destacables- desde finales del siglo XVIII.
En ese período, la burguesía vinatera malagueña, conformada fundamentalmente por extranjeros y también por miembros de la oligarquía local como los Heredia, sancionó su dominio sobre el medio agrario, estrechando los lazos que unían viticultura y vinicultura. Especializada la Axarquía en la elaboración pasera, fue en los Montes donde se concentraron las cepas de Pero Ximen y, con ellas, la primera actividad transformadora de uva en mosto antes de trasladar el caldo fermentado a Málaga. Fue una fase de la producción que siguió realizándose "in situ" durante buena parte del siglo XIX, y de la que todavía se conservan algunos de los lagares donde era pisada la uva.
Sin embargo, la vinculación comenzó a romperse cuando a mediados del siglo XIX llegaron los primeros problemas. La plaga de oidio, los cambios en los gustos de los consumidores -que afectaron especialmente a los vinos dulces de sobremesa-, las adulteraciones en origen y en destino -entre estas últimas, sobre todo, las imitaciones realizadas por franceses e ingleses- y el incremento de las tarifas arancelarias en los paises importadores, contribuyeron a que el negocio vinícola, que hasta entonces se había beneficiado de precios en alza, comenzase a tambalearse.
En esas circunstancias, la aparición de la filoxera (en 1878) dio el golpe definitivo a una actividad que, en los términos organizativos en los que estaba planteada, era a esas alturas poco menos que ruinosa.
Las grandes empresas vinateras de la ciudad encontraron pronto, sin embargo, la alternativa. Desde mediados de los años sesenta contaban con el ferrocarril, que podía proporcionarles la uva adecuada al vino que pensaban elaborar. Fue el arranque del divorcio viticultura/vinicultura: tras la filoxera, apenas se interesaron por reconstruir los viñedos; al contrario, invirtieron en la compra de viñedos en La Mancha y la campiña de Córdoba. Se interesaron entonces por devolver el prestigio a los vinos malagueños, que ya comenzaban a elaborar con las nuevas técnicas de vinificación. Las principales bodegas, donde se llevaba a cabo todo el proceso productivo, se levantaron entonces: López Hermanos, Jiménez Lamothe, Pedro Morales, Luis Rein, Scholtz, Bevan y un largo etcétera. Fue también en aquella coyuntura cuando estas empresas iniciaron la elaboración de brandies y anisados.


Malaga ,ciudad de luz y esplendor , visitada por miles de turista que maravillados con nuestro clima , nos visitan y quedan encantado con sus gentes y su alegría , tuvo en el pasado una gran historia , relacionada con el vino .Esta historia se debió al aporte de muchos personajes ,algunos extranjeros.
La historia vinícola malagueña del siglo XX arranca algunas décadas antes de que finalizase la centuria pasada. Había sido en torno a los años sesenta cuando se quebró definitivamente el marco productivo que había funcionado -con resultados irregulares, pero en cualquier caso destacables- desde finales del siglo XVIII.
En ese período, la burguesía vinatera malagueña, conformada fundamentalmente por extranjeros y también por miembros de la oligarquía local como los Heredia, sancionó su dominio sobre el medio agrario, estrechando los lazos que unían viticultura y vinicultura. Especializada la Axarquía en la elaboración pasera, fue en los Montes donde se concentraron las cepas de Pero Ximen y, con ellas, la primera actividad transformadora de uva en mosto antes de trasladar el caldo fermentado a Málaga. Fue una fase de la producción que siguió realizándose "in situ" durante buena parte del siglo XIX, y de la que todavía se conservan algunos de los lagares donde era pisada la uva.
Sin embargo, la vinculación comenzó a romperse cuando a mediados del siglo XIX llegaron los primeros problemas. La plaga de oidio, los cambios en los gustos de los consumidores -que afectaron especialmente a los vinos dulces de sobremesa-, las adulteraciones en origen y en destino -entre estas últimas, sobre todo, las imitaciones realizadas por franceses e ingleses- y el incremento de las tarifas arancelarias en los paises importadores, contribuyeron a que el negocio vinícola, que hasta entonces se había beneficiado de precios en alza, comenzase a tambalearse.
En esas circunstancias, la aparición de la filoxera (en 1878) dio el golpe definitivo a una actividad que, en los términos organizativos en los que estaba planteada, era a esas alturas poco menos que ruinosa.
Las grandes empresas vinateras de la ciudad encontraron pronto, sin embargo, la alternativa. Desde mediados de los años sesenta contaban con el ferrocarril, que podía proporcionarles la uva adecuada al vino que pensaban elaborar. Fue el arranque del divorcio viticultura/vinicultura: tras la filoxera, apenas se interesaron por reconstruir los viñedos; al contrario, invirtieron en la compra de viñedos en La Mancha y la campiña de Córdoba. Se interesaron entonces por devolver el prestigio a los vinos malagueños, que ya comenzaban a elaborar con las nuevas técnicas de vinificación. Las principales bodegas, donde se llevaba a cabo todo el proceso productivo, se levantaron entonces: López Hermanos, Jiménez Lamothe, Pedro Morales, Luis Rein, Scholtz, Bevan y un largo etcétera. Fue también en aquella coyuntura cuando estas empresas iniciaron la elaboración de brandies y anisados.

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