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14 de septiembre de 2014

HISTORIA DE LA DEMOLICIÓN DEL " CUARTEL DE LEVANTE " :





Acaba de caer en mis mano este articulo escrito por la gran "MARI PEPA LARA GARCIA " Y dijo yo habrá que difundirlo para que todo el mundo lo lea y dicho y echo .
El 8 de agosto de 1843 le fue concedido a la ciudad el edificio de las Atarazanas para establecer un mercado, siéndole negada la posesión por la autoridad militar; pero el 19 del mismo mes y año por Real Orden se mandó que el indicado inmueble quedase a disposición del Ayuntamiento, si éste facilitaba otro local a propósito para que cumpliese con el objeto a que estaba destinado (Cuartel de Artillería).
Con independencia del destino de las Atarazanas, que fue convertido en mercado en 1879, surgió la idea –después de estudiar varias posibilidades y discutir el asunto entre ambas administraciones durante años– de instalar a las tropas en las dependencias situadas en las faldas de La Coracha desde muy antiguo: un tinado y corral para bueyes, un taller de carpintería y una fragua.
Estas dependencias, que fueron habilitadas para presidio, vivienda para las tropas, cuartel de Ingenieros, picadero, etc., recibieron el nombre de Cuartel de Levante. A partir de ese momento este local se utilizaría para los confinados destinados a las obras públicas, y el picadero para los condenados a África. También, en varias ocasiones, con motivo de realizar obras a la cárcel pública, los reos eran habilitados provisionalmente en el referido Cuartel.
Por esta causa, se vio la necesidad ineludible de adquirir aquel conjunto de edificios militares, conocido con el nombre de Cuartel de Levante, al objeto de terminar el trazado final del Parque.
En virtud de la Ley de 5 de septiembre de 1896, quedó establecido un acuerdo entre ambas administraciones sobre la cesión del mencionado cuartel. Sin embargo pasaron los años sin que se llegara a una transacción adecuada, y mientras tanto el Cuartel de Levante se iba deteriorando cada vez más.
Así llegamos al año 1901. Aprovechando la visita a Málaga del ministro de la Guerra, Sr. Weyler, el alcalde propuso que debería planteársele el asunto de los edificios militares que, junto con la falta de dinero, impedían la terminación de las obras del Parque.
Al parecer, habían puesto precio a aquel conjunto de edificios militares, por una parte el comandante de Ingenieros, y por otra, el arquitecto municipal, valoración que, como era lógico, no coincidían entre sí. Se propuso crear una comisión que estudiara debidamente este asunto. Ésta, en 1903 realizó importantes gestiones en Madrid, ya que de la expropiación de estos edificios militares, dependía continuar y terminar algún día el referido Parque.
Por fin se consiguió por un Real Decreto de 5 de abril de 1904, y una Real Orden de 11 de abril, la cesión al Ayuntamiento de estos edificios militares por el precio de 478.211’45 pesetas. Se abrió una suscripción popular para costear dicha suma; a la cabeza de ella estuvo la Casa Larios con la cantidad de 375.000 pesetas.
El Capitán general de Andalucía comunicó al Gobierno Militar de Málaga el contenido de esta R. O. y el gobernador la remitió al Ayuntamiento; texto que se transcribió en el Acta Capitular de 22 de abril de 1904.
Así quedaron establecidas las condiciones para la cesión de los edificios militares a la ciudad y su desalojo. En teoría, solo quedaba ultimar algunos detalles para proceder a su demolición.
Desde que a finales de marzo se hizo público y se confirma la próxima visita del Rey a Málaga, las autoridades pensaron que la venida de éste podría servir para iniciar, con un acto simbólico y protocolario, la demolición de aquellos edificios.
En una crónica de la época se describe el acto de la venida del Rey a la ciudad y el comienzo de la demolición con una piqueta de plata, construida en los talleres del relojero Enrique Rosado.
Así, el 28 de abril de 1904, en presencia de José Castillo y García, notario público de la ciudad, don Alfonso XIII
«..ascendió con mucha presteza por la escalera de la Tribuna, y cogiendo una piocha de plata que se le presentó, dio un fuerte golpe al muro que ha de demolerse, del cual se desprendieron escombros y materiales; en cuyo acto prorrumpieron los circunstantes, y el público, en entusiastas vivas y delirantes aclamaciones, que no cesaron hasta retirarse S.M».
Sin embargo, después de este acto simbólico del comienzo de demolición de estos edificios militares, tuvieron que pasar casi dos años para que éstas se ejecutaran verdaderamente.
En diciembre de 1905 se contrató mediante concurso la demolición del Cuartel, pabellones anexos y picadero, adjudicándose la obra al mejor postor mediante determinadas condiciones, entre las que figuraba la siguiente:
La demolición debía empezar en 21 de diciembre y terminar en 21 de febrero de 1906, retirándose el material aprovechable con anterioridad al 21 de marzo. Asimismo se exigió al contratista una fianza de 1.500 pesetas, estipulándose que quedaría a beneficio del Ayuntamiento en caso de no cumplirse lo pactado.
Al parecer, las obras de demolición comenzaron en la fecha señalada pero en el mes de marzo quedaron en suspenso, retirándose todo el material aprovechable, pero restando por demoler algunos muros y restos de otros, y por rellenar parte del terreno para dejarlo a la rasante oficial. El motivo de la suspensión era la protesta de un grupo de propietarios de la casa número 7 del Muelle Viejo, los cuales habían pedido aplazase la demolición de la parte que aún restaba, puesto que, el efecto de los explosivos que utilizaban para demolición perjudicaba notablemente a dicha casa.
Según explicaba en un informe del 19 de julio de 1906, Fernando Guerrero Strachan, todavía quedaban por demoler un trozo del muro interior de la primera crujía que era destinado a Parque de Artillería, y una extensión comprendida entre la casa y el antiguo túnel llamado de Levante y un muro adosante a las propiedades del Sr. Gross aún no adquiridas por el Ayuntamiento.
El tema continuaba dos años después; el gobernador militar enviaba al alcalde un oficio –el 7 de marzo de 1908–, diciéndole que, debido a las obras de desmonte que la Administración estaba ejecutando al pie de la Alcazaba para construir un muro de contención, había ocupado con escombros un solar que el ramo de Guerra poseía en la rampa de subida a la Alcazaba –Cuartel de Carabineros–, solicitando le dejase libre de ellos lo más pronto posible. El arquitecto Guerrero Strachan se justificó diciendo que era una ocupación provisional, en tanto se utilizaran para los necesarios rellenos del muro y ser el sitio de menos obstáculos y más próximo a las obras.
Con estas últimas actuaciones de desalojo, demolición y desmonte de aquella zona de la parte baja de la Alcazaba junto a la subida de la Coracha, desaparecieron las instalaciones militares llamadas genéricamente Cuartel de Levante, y con ellas se cierra un capítulo de la historia militar de la ciudad.
Acaba de caer en mis mano este articulo escrito por la gran "MARI PEPA LARA GARCIA " Y dijo yo habrá que difundirlo para que todo el mundo lo lea y dicho y echo .
El 8 de agosto de 1843 le fue concedido a la ciudad el edificio de las Atarazanas para establecer un mercado, siéndole negada la posesión por la autoridad militar; pero el 19 del mismo mes y año por Real Orden se mandó que el indicado inmueble quedase a disposición del Ayuntamiento, si éste facilitaba otro local a propósito para que cumpliese con el objeto a que estaba destinado (Cuartel de Artillería).
Con independencia del destino de las Atarazanas, que fue convertido en mercado en 1879, surgió la idea –después de estudiar varias posibilidades y discutir el asunto entre ambas administraciones durante años– de instalar a las tropas en las dependencias situadas en las faldas de La Coracha desde muy antiguo: un tinado y corral para bueyes, un taller de carpintería y una fragua.
Estas dependencias, que fueron habilitadas para presidio, vivienda para las tropas, cuartel de Ingenieros, picadero, etc., recibieron el nombre de Cuartel de Levante. A partir de ese momento este local se utilizaría para los confinados destinados a las obras públicas, y el picadero para los condenados a África. También, en varias ocasiones, con motivo de realizar obras a la cárcel pública, los reos eran habilitados provisionalmente en el referido Cuartel.
Por esta causa, se vio la necesidad ineludible de adquirir aquel conjunto de edificios militares, conocido con el nombre de Cuartel de Levante, al objeto de terminar el trazado final del Parque.
En virtud de la Ley de 5 de septiembre de 1896, quedó establecido un acuerdo entre ambas administraciones sobre la cesión del mencionado cuartel. Sin embargo pasaron los años sin que se llegara a una transacción adecuada, y mientras tanto el Cuartel de Levante se iba deteriorando cada vez más.
Así llegamos al año 1901. Aprovechando la visita a Málaga del ministro de la Guerra, Sr. Weyler, el alcalde propuso que debería planteársele el asunto de los edificios militares que, junto con la falta de dinero, impedían la terminación de las obras del Parque.
Al parecer, habían puesto precio a aquel conjunto de edificios militares, por una parte el comandante de Ingenieros, y por otra, el arquitecto municipal, valoración que, como era lógico, no coincidían entre sí. Se propuso crear una comisión que estudiara debidamente este asunto. Ésta, en 1903 realizó importantes gestiones en Madrid, ya que de la expropiación de estos edificios militares, dependía continuar y terminar algún día el referido Parque.
Por fin se consiguió por un Real Decreto de 5 de abril de 1904, y una Real Orden de 11 de abril, la cesión al Ayuntamiento de estos edificios militares por el precio de 478.211’45 pesetas. Se abrió una suscripción popular para costear dicha suma; a la cabeza de ella estuvo la Casa Larios con la cantidad de 375.000 pesetas.
El Capitán general de Andalucía comunicó al Gobierno Militar de Málaga el contenido de esta R. O. y el gobernador la remitió al Ayuntamiento; texto que se transcribió en el Acta Capitular de 22 de abril de 1904.
Así quedaron establecidas las condiciones para la cesión de los edificios militares a la ciudad y su desalojo. En teoría, solo quedaba ultimar algunos detalles para proceder a su demolición.
Desde que a finales de marzo se hizo público y se confirma la próxima visita del Rey a Málaga, las autoridades pensaron que la venida de éste podría servir para iniciar, con un acto simbólico y protocolario, la demolición de aquellos edificios.
En una crónica de la época se describe el acto de la venida del Rey a la ciudad y el comienzo de la demolición con una piqueta de plata, construida en los talleres del relojero Enrique Rosado.
Así, el 28 de abril de 1904, en presencia de José Castillo y García, notario público de la ciudad, don Alfonso XIII
«..ascendió con mucha presteza por la escalera de la Tribuna, y cogiendo una piocha de plata que se le presentó, dio un fuerte golpe al muro que ha de demolerse, del cual se desprendieron escombros y materiales; en cuyo acto prorrumpieron los circunstantes, y el público, en entusiastas vivas y delirantes aclamaciones, que no cesaron hasta retirarse S.M».
Sin embargo, después de este acto simbólico del comienzo de demolición de estos edificios militares, tuvieron que pasar casi dos años para que éstas se ejecutaran verdaderamente.
En diciembre de 1905 se contrató mediante concurso la demolición del Cuartel, pabellones anexos y picadero, adjudicándose la obra al mejor postor mediante determinadas condiciones, entre las que figuraba la siguiente:
La demolición debía empezar en 21 de diciembre y terminar en 21 de febrero de 1906, retirándose el material aprovechable con anterioridad al 21 de marzo. Asimismo se exigió al contratista una fianza de 1.500 pesetas, estipulándose que quedaría a beneficio del Ayuntamiento en caso de no cumplirse lo pactado.
Al parecer, las obras de demolición comenzaron en la fecha señalada pero en el mes de marzo quedaron en suspenso, retirándose todo el material aprovechable, pero restando por demoler algunos muros y restos de otros, y por rellenar parte del terreno para dejarlo a la rasante oficial. El motivo de la suspensión era la protesta de un grupo de propietarios de la casa número 7 del Muelle Viejo, los cuales habían pedido aplazase la demolición de la parte que aún restaba, puesto que, el efecto de los explosivos que utilizaban para demolición perjudicaba notablemente a dicha casa.
Según explicaba en un informe del 19 de julio de 1906, Fernando Guerrero Strachan, todavía quedaban por demoler un trozo del muro interior de la primera crujía que era destinado a Parque de Artillería, y una extensión comprendida entre la casa y el antiguo túnel llamado de Levante y un muro adosante a las propiedades del Sr. Gross aún no adquiridas por el Ayuntamiento.
El tema continuaba dos años después; el gobernador militar enviaba al alcalde un oficio –el 7 de marzo de 1908–, diciéndole que, debido a las obras de desmonte que la Administración estaba ejecutando al pie de la Alcazaba para construir un muro de contención, había ocupado con escombros un solar que el ramo de Guerra poseía en la rampa de subida a la Alcazaba –Cuartel de Carabineros–, solicitando le dejase libre de ellos lo más pronto posible. El arquitecto Guerrero Strachan se justificó diciendo que era una ocupación provisional, en tanto se utilizaran para los necesarios rellenos del muro y ser el sitio de menos obstáculos y más próximo a las obras.
Con estas últimas actuaciones de desalojo, demolición y desmonte de aquella zona de la parte baja de la Alcazaba junto a la subida de la Coracha, desaparecieron las instalaciones militares llamadas genéricamente Cuartel de Levante, y con ellas se cierra un capítulo de la historia militar de la ciudad.

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